Andrea Pérez es alegría, es entusiasmo, es esfuerzo y, además de ser muchas cosas más, es ciclismo. La deportista tinerfeña cumplió este curso su segundo año como Sub 23 en el pelotón internacional cumpliendo alguno de sus sueños y dando un paso más en su breve pero maravillosa carrera. La de Candelaria es feliz sobre las ruedas más allá de que el cambio de categoría la haya llevado a ser una de las benjaminas del pelotón en carreras que superan en mucho kiklometraje a las que hacía como juvenil.
A Andrea le da igual, es su vida, su ilusión y su día a día. La tinerfeña, en las filas del Río Miera Cantabria Deporte, entiende que todo es “aprendizaje” y más en este segundo año donde se ha dado cuenta de que “cuando se abre gas se va muchísimo más rápido” que en las categorías donde compitió con anterioridad. “El año pasado lo pasé un poco mal porque entrenaba, entrenaba y entrenaba, pero los resultados no se daban”, explica la tinerfeña que sabe que su deporte tiene mucho de “sacrificio, talento y suerte” y que hay que “trabajar duro”.
La conclusión para Andrea fue clara, resetear y replantearse el futuro. “Si quería seguir en este mundo del ciclismo tenía que cambiar el chip porque el primer año llegaba y no acababa las carreras y eso me frustraba bastante”, desvela Andrea cuya ilusión y amor por su deporte la llevó a ese cruce de caminos donde escogió el de “trabajar, trabajar y trabajar”. El cambio ha llegado “en cuanto a resultados” porque como ella misma dice “en cuanto a aprendizaje estoy en el mismo proceso del año pasado”.
A finales de enero empezó la temporada con dos pruebas UCI donde se sintió “bastante bien” llegando en puestos Top 100 en ambas carreras antes de vivir la dolorosa experiencia de las caídas. Uno de esos infortunios le hizo abandonar en la Semana de Valencia donde tuvo una lesión dura en un brazo. Luego corrió toda la Copa de España desempeñando “un papel de gregaria” para la líder del equipo, Susana Pérez. En mayor empezó la parte más dura de la temporada con el calendario UCI y tres retos importantes, la Vuelta a España, la Vuelta a Burgos y la Vuelta a Andalucía.
Corrió las tres carreras más la Clásica de Durango y la Clásica de Éibar. “Correr la Vuelta fue un sueño hecho realidad porque desde pequeña veía a los chicos corriendo esas pruebas y me ilusionaba con poder hacerlo algún día y ya más adelante veía a las chicas participando ya en estas grandes pruebas y encima siendo televisadas”, explica con emoción Andrea, participante en la histórica primera edición oficial de la Vuelta a España femenina. “Ha sido el premio o la guinda del pastel a todo el esfuerzo que he hecho”, señala, pero esto acaba empezar.