la laguna

Calle Bencomo

La vía que La Laguna dedica a los hermanos Pedro, Santiago y Cristóbal Bencomo antes se llamó Las Piteras, Moya o El Tambor
La fachada aún conserva la ventana para introducir las barricas. DA

Por Domingo Medina.| La calle que la ciudad de La Laguna dedica a los hermanos Bencomo y Rodríguez, don Pedro (1749-1828), don Santiago (1754-1818) y don Cristóbal (1758-1835), comienza en Nava y Grimón y termina en la plaza de Los Remedios (plaza de la Catedral).

Los nombres antiguos que tuvo esta calle, como Espinosa, en 1592, y Moya, en referencia al vecino Francisco de Moya, se debe a la costumbre de esa época de identificar las calles con el nombre de algunas de las personas que vivían en ellas. El de Las Piteras fue por la gran cantidad de plantas que había de esta especie. Pero el nombre antiguo, hasta denominarse Bencomo, fue el de calle del Tambor, porque las bodegas que tenía el corsario Amaro Pargo en la misma, contiguas a la casa de José de la Santa y Ariza, que es el actual nº 5 de la calle del Agua, y hace esquina con la del Tambor (Bencomo), estuvieron en las tres viviendas que construyó en los solares que compró al teniente coronel Bartolomé Benítez de Aponte y su mujer, María Rita de Lugo, el 16 de abril de 1728. 

El corsario y comerciante exportó los vinos y aguardiente que elaboró en las bodegas de esta calle y en las que tenía en las del Agua, con sus viñas de vidueño y malvasía que obtuvo en la zona de Geneto, Tegueste, el Risco de San Roque y el barranco de La Carnicería. 

Los vinos elaborados los guardaba en la “sala del Tambor”, donde se apilaban las barricas en la primera de las casas citadas. Todavía se puede apreciar en la fachada de esta vivienda la ventana por la que se introducían las barricas o toneles, situada a una altura superior para facilitar la descarga desde el carruaje que se colocaba debajo del citado hueco arquitectónico.

En el lado opuesto de la calle, y haciendo esquina con la de Nava y Grimón, fue construido sobre un solar que había empezado a edificar, en la mitad del siglo VIII, Amaro Rodríguez Felipe un edificio que llegó a hasta la altura de los balcones y quedó sin terminar.  Más tarde se construyó en ese espacio, una vez derribada la edificación anterior, el palacete de los Rodríguez de Azero, actual Casino de La Laguna desde el año 1973.

En el segundo tramo de la calle, entre Viana y Tabares de Cala, en su lado derecho se encuentra un amplio caserón donde actualmente está ubicada la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de La Laguna, vivienda que fue adquirida en el año 1992 a la familia Ascanio.

REAL CONSULADO MARÍTIMO Y TERRESTRE

Haciendo esquina con Tabares de Cala se encuentra la casa del mayorazgo fundada por don José Saviñón y Guillama (1760-1800) regidor de Tenerife.  A partir de 1789 fue cedida para que se instalara el Real Consulado Marítimo y Terrestre de Canarias. Esta institución se crea por Real Cédula del 22 de diciembre de 1786, con residencia en San Cristóbal de La Laguna, capital de Tenerife. Su importancia en todo el territorio nacional era fundamental para el fomento de la economía. En esta ciudad, dicha implantación tiene doble importancia debido a que otras administraciones, como la Capitanía General de Canarias se había traslado en 1723 a Santa Cruz. 

La oposición de los comerciantes de Santa Cruz logra en 1819 que el Consulado pasase a residir en dicho puerto, si bien este cambio duró solo unos meses. Ya, desde 1788, el síndico personero de Santa Cruz, don Domingo Chirino había promovido el expediente a favor del traslado. La negativa del Real Consulado a ejecutar la mudanza ocasionó un conflicto donde la oposición de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, el Ayuntamiento y el pueblo entero de La Laguna, hizo necesario que el intendente comisionado don Felipe de Sierra recabase el auxilio de las fuerzas militares que le presta el general la Burria, enviando a la ciudad al segundo cabo general y numerosa tropa. De tal forma, y a la fuerza, derribaron puertas y el 15 de junio trasladaron dicho establecimiento a Santa Cruz.

El secretario del Consulado, don Lorenzo de Montemayor, embarcó a la península como representante del Organismo a pesar de la vigilancia y logra pasar por la noche al Puerto de la Cruz, donde tomó un navío inglés que lo llevó a Londres. Seguidamente se dirigió a Madrid, y en esta capital, con el auxilio del arzobispo don Cristóbal Bencomo, natural de La Laguna, obtuvo la Real Orden de restitución del Consulado.

Continuando con la calle y antes de llegar a su final, en el lado derecho de la misma, estuvo la conocida panadería de don Juan Núñez, una de las más importantes de la ciudad. En la última vivienda prestó servicio Telégrafos hasta su unificación en las mismas dependencias con las Oficinas de Correos en la plaza de Santo Domingo.

En esta calle vivieron tres alcaldes de la ciudad, don José Tabares Bartlett, don José Vicente de Buergo y Oráa, don Elfidio Alonso Quintero, el abogado don Manuel Aledo, el empresario y deportista don Miguel Feria, y el cirujano menor don Francisco Pérez, el fotógrafo y polifacético artista don Agustín Guerra. La calle finaliza con el edificio de las llamadas Casas Capitulares, sede del Cabildo Catedral. La citada sede se encuentra en una casa popular canaria del siglo XVIII, aneja al edificio de la Catedral. En su interior alberga el Museo de los Iconos, el cual contiene la mayor colección de esta técnica del arte bizantino en España, con 160 piezas originales de unos trescientos años de antigüedad, que provienen de países como Rusia, Rumanía, la Antigua Yugoslavia, Italia y Grecia.

HERMANOS BENCOMO

Don Cristóbal Bencomo y Rodríguez nació en la lagunera calle del Agua, el 30 de agosto de 1758. Hijo de don Francisco Braulio Bencomo y doña Bárbara Rodríguez Fleitas. Destacó en los estudios de Filosofía y Teología. Terminó sus estudios eclesiásticos y el obispo de Canarias le otorgó el título de predicador. Posteriormente, se trasladó a Madrid, donde perfeccionó sus estudios de Literatura y Griego. El rey Carlos IV de España lo nombró profesor de Latín del príncipe de Asturias, con la dignidad de chantre de Plasencia. Fue nombrado confesor del príncipe y más tarde rey Fernando VII. 

Tuvo un papel decisivo en la creación de la primera Universidad en Canarias, la Literaria de San Fernando de San Cristóbal de La Laguna. Impulsor de la creación de la Diócesis en 1819. Junto a sus hermanos fue impulsor de las obras de la Catedral lagunera. Arzobispo titular de Heraclea in partibus infidelium (en tierras de infieles) otorgado por el papa Pio VII. Falleció en Sevilla el 15 de abril de 1835. En 1837 sus restos mortales se trasladaron a la Catedral lagunera donde permanecen.

Don Pedro José (1749-1828) y don Santiago Bencomo y Rodríguez (1754-1818) fueron destacados clérigos que contribuyeron al establecimiento de la Universidad de San Fernando, e impulsaron las obras de la Catedral de La Laguna, incluso con sus propios medios económicos. Pedro José fue doctor en Cánones, canónigo de la Catedral de Santa Ana de Las Palmas, primer deán de La Laguna y también el primer rector de la Universidad Literaria de San Fernando. 

Don Santiago Bencomo y Rodríguez fue deán de la Catedral de Canarias. Se licenció y doctoró en la Universidad de Ávila. Obispo de Astorga, donde tomó posesión el 22 de enero de 1818. No pudo entrar solemnemente en la Dióscesis, ya que falleció en Madrid en el convento de San Antonio de los Capuchinos el 2 de marzo del mismo año.

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