Es sabido que en Güímar, políticamente hablando, todo es posible, y así ha sucedido desde principio de este siglo, con pactos antinatura, como los del PP y PSOE. En esta ocasión, tras los resultados de las elecciones del 28 de mayo, volvemos a la necesidad de pactos, al no registrarse, de nuevo, mayoría absoluta. Hubo una ganadora clara, Luisi Castro, candidata del Partido Popular, con nueve concejales, cuatro más que los que gobiernan en la actualidad, CC y PSOE, por este orden de votos, con cinco ediles cada uno. Pero ni el PP en solitario ni la suma de nacionalistas y socialistas llegan a los 11 para gobernar en solitario. Por eso son decisivos los votos de los dos concejales electos por Unidas Sí Podemos (USP) y Nueva Canarias.
Carlos Llarena (NC), excandidato socialista, ya ha confirmado que no le dará el voto al PSOE, por lo que la única alternativa que le queda al actual pacto es lograr el voto de Nayra Caraballero, de USP, con el que ya se han reunido, al igual que hizo la edil con el PP, pese a que tienen claro que no pactarían con los populares, como tampoco lo harían con los nacionalistas, aunque sí con el PSOE.
Es tanto el interés de Gustavo Pérez, candidato de CC y alcalde en funciones, por no pactar con el Partido Popular, como le ha pedido su partido a nivel regional (Fernando Clavijo ha sustituido a Linares en esas negociaciones con los Populares), que incluso permitiría que Airam Puerta, con menos votos que él, fuera el alcalde y que Unidas Sí Podemos llevara áreas como Participación Ciudadana y Servicios Sociales, algo que los morados desestimaron el lunes por la noche. Todo queda pendiente de una próxima asamblea de USP, que no sería la primera vez que pacta con CC, pues ya lo hizo en este mandato en Buenavista del Norte, con el resultado de perder la Alcaldía.
Pese a todo, en el PP siguen barajando la posibilidad de gobernar como lista más votada y a lo largo del mandato llegar a un pacto con CC, dependiendo de lo que ocurra en otros ayuntamientos, como Granadilla.