cd tenerife

30 años de la conquista del CD Tenerife del sueño europeo

El 20 de junio de 1993, el Tenerife se clasificó por primera vez para la UEFA tras doblegar al Real Madrid (2-0) y privarle de la Liga en la última jornada por segundo año consecutivo
30 años de la conquista del CD Tenerife del sueño europeo

Han pasado 30 años. El 20 de junio de 1993 es una de esas fechas imborrables en la memoria del CD Tenerife: el día en el que se abrieron por primera vez las puertas de una competición europea, la Copa de la UEFA (actual Europa League), a un club modesto que sorprendió a propios y extraños con una propuesta de juego atrevida y vistosa de la mano de Jorge Valdano y Ángel Cappa, la apuesta personal del presidente Javier Pérez para salvar del descenso al equipo el año anterior. Una prueba de fuego que el tándem argentino superó con nota al lograr cuatro victorias, tres empates y una derrota en las últimas ocho jornadas ante rivales como Barcelona, Valencia, Athletic, Sevilla y Real Madrid, en la última jornada, lo que privó del título de Liga, contra todo pronóstico, al equipo presidido por Ramón Mendoza.


Al año siguiente, el destino tocaba por segunda vez en la misma puerta y volvía a entrelazar los caminos de Real Madrid y CD Tenerife. Los madridistas llegaban en racha de resultados y con la lección aprendida del año anterior. Aterrizaban en la Isla con una plantilla plagada de estrellas, con la Quinta del Buitre como punta de lanza. A los Sanchís, Michel, Martín Vázquez, Chendo y Butragueño se unían los Buyo, Hierro, Nando, Luis Enrique, Milla, Zamorano, Prosinecki y Alfonso. Si los blancos ganaban en el Heliodoro Rodríguez López, campeones; si salía victorioso el Tenerife, abrazaba Europa.


En la antesala del crucial encuentro, en el que los tinerfeñistas no pudieron contar con Fernando Redondo y Chemo del Solar, sus dos buques insignias, ambos en la Copa América, Valdano anunció su estrategia: “Apostar de nuevo por el vértigo”. El técnico de Las Parejas confesaría a Carmelo Martín en el best-seller Valdano, sueños de fútbol, que esa semana recuperaron todos los fuegos artificiales motivantes (“ante la duda, coraje”, le insistía a sus futbolistas) y desveló su conversación en el vestuario minutos antes de que sus jugadores pisaran el césped ante un estadio que rugía: “Estas paredes viejas no vieron un equipo tan glorioso como el que forman ustedes. Pase lo que pase hoy, este equipo es ya el más grande en la historia del club”.


Fue un partido de poder a poder, con un Tenerife lanzado en busca de la victoria desde que el balón comenzó a rodar. En el minuto 11, Dertycia batía a Buyo en la portería de Herradura con un testarazo que desató la euforia blanquiazul. Luego vendría un mano a mano de Zamorano con Agustín que el delantero madridista erró por centímetros. Y después otra acción casi calcada, con los mismos protagonistas, que resolvió el cancerbero tinerfeñista. Hasta que en el minuto 42 un centro de Ezequiel Castillo desde la izquierda lo remató Chano, también de cabeza, al fondo de las mallas. Al Madrid se le aparecían todos los fantasmas del año anterior.


Ambos equipos gozaron de claras oportunidades en la segunda mitad. César Gómez y Felipe Miñambres rozaron el tercer gol, mientras que Agustín desbarataba las opciones de los de Benito Floro. Zamorano y César Gómez fueron expulsados en la recta final cuando el estadio ya era una fiesta. El 2-0 metía al Tenerifito en el bombo de la UEFA.


Ramón Mendoza se quejó del arbitraje. “Nos quitaron dos penaltis”, declaró, visiblemente afectado. Su equipo había obtenido el mismo premio europeo que el Tenerife. El pitido final de Gracia Redondo sacó la gente a la calle y comenzaron a oírse voladores y pitas por toda la Isla, mientras en las radios sonaba el himno sabandeño El grande perdió, el chico ganó.


Agustín, Mata, Toño, César Gómez, Llorente, Berges, Ezequiel Castillo, Chano, Felipe, Dertycia, Estebaranz, Toni y Pizzi fueron los encargados de poner la guinda aquella tarde a una temporada de ensueño que llevó a los blanquiazules a acabar la Liga en quinta posición, con 44 puntos (entonces la victoria se puntuaba con dos), tras el Barcelona, Real Madrid, Deportivo y Valencia. Los 15 triunfos, 14 empates y 9 derrotas fueron recompensados con una prima de 100 millones de pesetas por parte del club para una plantilla que acuñó un estilo de juego que entusiasmó al país y que convirtió al Tenerife en el equipo revelación y en el gran animador del campeonato.


Mientras la prensa deportiva madrileña hablaba de “isla maldita”, los cánticos de ¡Tenerife, Tenerife! resonaron en Can Barça tras el triunfo azulgrana (1-0) frente a la Real Sociedad, lo que, unido a la derrota madridista, enviaba el título liguero a la Ciudad Condal, donde se entonó el Amigos para siempre y Pep Guardiola llegó a declararse fan de los insulares y prometió hacerse socio del Tenerife “mañana mismo”.


El Auxerre francés, el Olympiacos griego y la potente Juventus de Turín fueron los rivales que salieron al paso de los blanquiazules en su primera incursión europea, saldada con dignidad. Aquella gesta deportiva tuvo continuidad con Jupp Heynckes en 1996 al repetir un quinto puesto liguero que llevó al Tenerife a las puertas del cielo europeo. Tras tumbar a Maccabi, Lazio, Feyenoord y Bröndby, el Schalke 04 privó en la prórroga a los blanquiazules de plantarse en la final contra el Inter de Milán.

TE PUEDE INTERESAR