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Un ‘remolque’ o la tecnología rusa, entre las claves del rescate junto al Titanic según el experto canario Moisés Pires

El buceador tinerfeño, que ha intervenido en emergencias como la del Prestige o Costa Concordia, enumera también los riesgos a los que se enfrentan los pasajeros, como la falta de oxígeno o la hipotermia
Titanic

La noticia de una tragedia en las profundidades del Atlántico saltaba ayer lunes a las noticias de todo el mundo: un sumergible había desaparecido a unos 4.000 metros de profundidad en medio de una expedición a los restos del Titanic. Cinco personas viajaban a bordo, lo que ha motivado que en las últimas horas se haya desplegado un dispositivo de búsqueda sin precedentes. En DIARIO DE AVISOS hemos hablado con Moisés Pires, submarinista tinerfeño que brinda algunas claves sobre cuál es la complejidad de esta emergencia tras haber visitado más de 80 países para trabajar en el rescate de barcos como el Prestige o Costa Concordia.

La parte esencial de este rescate es dar con el paradero del sumergible Titán, que hasta ahora es desconocido: “Es un rescate muy complicado porque todavía no hay constancia de dónde puede estar. Lo que se sabe es que en la etapa de descenso hasta los 4.000 metros de profundidad, que suele durar dos horas, el batiscafo pierde contacto cuando solo le quedaban 10 minutos para hacer el touchdown o tocar el fondo. Ahí, obviamente, se activan todas las alarmas”.

Una de las hipótesis existentes en la investigación que continúa abierta para esclarecer las causas de la desaparición del sumergible es que el batiscafo quedara atrapado entre los restos del Titanic. De confirmarse este extremo, el extravío podría ser fruto de una “negligencia bastante grave por parte del piloto”, o lo que es lo mismo, “de un error catastrófico”, señala Pires.

Peligro por la falta de oxígeno o riesgo de hipotermia

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Submarino desaparecido en el Atlántico en una expedición al Titanic. EP

Otro de los factores que complican la operación con la que se trata de rescatar con vida a las cinco personas a bordo del Titán -añade Pires- son las características propias del sumergible: “Es un batiscafo pequeño, de unos 6’5 metros y de aproximadamente 40.000 kilos. Su capacidad de autonomía, gracias al oxígeno que tiene, es de 96 horas”. La cuenta atrás para que esa autonomía se agote empezó a correr en el momento de su desaparición y se sitúa en la noche de este martes en torno a las 40 horas, según las autoridades.

A la escasez de oxígeno Moisés Pires suma otro problema que los pasajeros pueden estar enfrentando en estos momentos, el de las temperaturas extremas a profundidades tan elevadas. Y es que a 4.000 metros de profundidad “el agua está prácticamente a cero grados porque no llega la radiación lumínica del sol”.

En estos momentos, el soporte vital de la nave estaría destinado no solo a proporcionarles oxígeno a los desaparecidos sino también a mantenerles calientes: “Los batiscafos tienen pequeñas resistencias eléctricas que, en un momento dado, pueden mantener una habitación a 21 grados. Pero si falla algo, incluso teniendo oxígeno, es posible que no puedan sobrevivir a un cambio de temperatura como aquel al que estarían expuestos en esas profundidades. Estamos hablando de que podrían sufrir una hipotermia“, señala el submarinista.

Logística del rescate en caso de dar con el batiscafo

En el caso de que se lograra conocer el lugar exacto en el que ha desaparecido el sumergible, una de las opciones que se barajan -apunta Pires- es que intenten remolcarlo con otro batiscafo que tenga un brazo robótico, “esta segunda nave iría en su ayuda y le quitaría el lastre de emergencia que estas naves tienen y que les puede mantener atrapados, haciendo que aumente la flotabilidad positiva y suba directamente a la superficie”. Lo que no sería posible en ningún caso sería abrir el batiscafo: “No existe una cápsula de trasvase que permita a las personas ir de un batiscafo a otro”.

Además, este experto en rescates plantea que uno de los países que más podría aportar al operativo sería Rusia: “Fue tecnología rusa la que se utilizó para la filmación previa a la famosa película del Titanic. Los 15 primeros minutos de esa producción son un documental. Los rusos tienen muchísimas horas de inspección a esa profundidad y en el mismo lugar así que no se debería de descartar la posibilidad de contar con ellos”.

Visitar el Titanic, un lujo al alcance de muy pocos

Para entender lo poco común que es esta emergencia, Moisés Pires recalca una frase muy popular en su ámbito que dice que “ya hay más personas que han pisado la superficie de la Luna que humanos que hayan llegado al fondo del mar”. Así, pone como ejemplo el caso de la fosa de las Marianas, el área más profunda de los océanos que solo ha sido visitada por en torno a una decena de personas.

Las expediciones a profundidades como en las que se encuentra el Titanic son “muy costosas” y solo están al alcance de millonarios. De hecho, los pasajeros del sumergible Titán pagaron 250.000 dólares para participar en la expedición. Y no todos los países disponen de batiscafos de este tipo: “En España no tengo constancia de que se disponga de esta tecnología. Lo que sí tiene la Armada es el modelo Scorpio, un robot que es operado a distancia y que llega a grandes profundidades”, expone Pires.

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