Han pasado tres años, siete meses y un día desde que una retroexcavadora, una pala cargadora y un camión comenzaron los trabajos de desbroce para acometer la obra pública más costosa de España: un doble túnel de 5,1 kilómetros bajo el macizo de Teno, en el noroeste de Tenerife.
A las 10 de la mañana de aquel 25 de noviembre de 2019 autoridades y periodistas compartían el histórico momento en el municipio de Santiago del Teide: las máquinas empezaban a picar piedra en la zona de Las Manchas. Quedaban atrás décadas de intensos debates y dificultades burocráticas que retrasaron el inicio de los trabajos, incluida la amenaza de pérdida de la declaración de impacto ambiental y un recurso presentado ante el Tribunal Administrativo de Contratos Públicos, que demoró seis meses el pistoletazo de salida.
Arrancaba así una obra inédita en Canarias que ha representado todo un desafío para la ingeniería moderna y que ha requerido unas perforadoras especiales robotizadas dotadas de agua y percusión para combatir la dureza del basalto. “No sabemos lo que nos vamos a encontrar en el interior del macizo”, llegó a señalar en la fase inicial a este periódico José Luis Delgado, director general de Infraestructura Viaria.

SINCRONIZACIÓN
El complejo procedimiento ha contado con explosivos conectados a ordenadores para activar las detonaciones controladas y un carrusel sincronizado entre operarios y máquinas, con camiones que retiraban el material demolido por las cargas. Así, 24 horas los siete días de la semana.
La envergadura de la obra subterránea, con tramos de casi 400 metros de profundidad, ha obligado a mantener georreferenciados a los técnicos en todo momento. La precisión ha sido máxima, porque cualquier error, por mínimo que fuera, podría producir un desvío y evitar el encuentro de las bocas norte y sur del túnel. En el tramo iniciado en El Tanque, los operarios se encontraron en el primer año una roca menos consistente, lo que obligó a reforzar los sostenimientos, ralentizando el avance de la perforación.
RECTA FINAL
El pasado lunes, el norte y el sur de la Isla se daban la mano bajo el macizo de Teno, un gesto simbolizado por dos operarios a ambos lados de la cadena montañosa. La maquinaria pesada perforaba los últimos dos metros que separaban cada una de las dos galerías horadadas desde Santiago del Teide y El Tanque, completando así la unión de ambos tramos después de excavar 4.855 metros.
El túnel gemelo, que discurre en paralelo, ya ha alcanzado los 4.555 metros perforados, lo que equivale al 97% del paso subterráneo, que estará concluido en agosto, según la previsión de la Consejería de Obras Públicas, Transporte y Vivienda. En poco más de tres años y medio se han perforado casi 9,5 kilómetros bajo tierra.
Los trabajos se completarán con dos falsos túneles (de 140 metros en la boca sur y 100 metros en la boca norte), lo que incrementará la longitud del mayor túnel de Canarias -y uno de los mayores de España- hasta los 5,1 kilómetros previstos en el proyecto.
La mayor obra de ingeniería en materia de carreteras ejecutada en el Archipiélago, con un presupuesto de 256 millones de euros, marcará un antes y un después en la movilidad insular y acabará con el colapso de tráfico en la autopista TF-5, además de facilitar el dinamismo económico entre el norte y sur de la isla de Tenerife.
Se espera que más de 17.000 vehículos hagan uso diariamente de la doble calzada para salvar el macizo de Teno, una cantidad que supera con creces las previsiones iniciales de 5.000 coches. Los estudios técnicos señalan que en el plazo de una década el tráfico será de más de 30.000 vehículos.