El Ayuntamiento de La Laguna, desde el área de Patrimonio Histórico, procederá a la restauración de las pinturas murales del siglo XVIII que se encuentran en las paredes de la escalera principal de la sede del Consistorio y que acceden a la planta superior que conduce a la antesala del salón de plenos. El presupuesto total del proyecto asciende a 30.642 euros, aunque se ha logrado una subvención del Cabildo que cubre el 50%, es decir, 15.321 euros, en el marco del Programa Insular de Patrimonio Histórico, según información del área municipal.
Se trata, en concreto, de las pinturas murales realizadas en 1764 por el pintor Carlos De Acosta (1737-1765), dispuestas en tres tramos de las paredes de la escalera y que representan la historia de la Conquista.
Los objetivos de esta intervención están encaminados a “frenar los daños y causas de su deterioro, así como restaurar aquellas zonas dañadas, tanto por acción mecánica de usuarios o por intervenciones anteriores”. Y, con este fin, al terminar los trabajos de restauración, se elaborará un plan de conservación preventiva, en que se establecerán los parámetros a seguir para la conservación de las pinturas y las actuaciones de vigilancia e intervenciones mínimas periódicas necesarias, según se explica en el expediente del proyecto.
En cuanto al estado de conservación de la obra, se especifica que “se halla en un estado regular en cuanto a las pinturas murales de las paredes, y en estado deficiente, las pinturas del techo. Aunque no se aprecian que las partes de mortero y policromía hayan sufrido el efecto de la humedad”.
En concreto, en una primera revisión, se han detectado “pequeñas grietas por toda la superficie”, así como “suciedad superficial generalizada por la polución ambiental” y se apunta, como “de mayor importancia, golpes de la pared de la derecha, provocados posiblemente por el impacto de paraguas y/o similares”. Además, en toda esta zona “pueden apreciarse pequeños desprendimientos de mortero y algunas faltas puntuales en la zona de unión de la barandilla con la pared, especialmente en las esquinas”, recoge el expediente.
En esta revisión, también han podido observarse “vacíos de soporte en zonas puntuales. Esto puede deberse a una separación entre el soporte arquitectónico y el mortero de preparación. Una vez se realice la intervención se valorará la gravedad de estas oquedades y su tratamiento”, se especifica. Asimismo, también se ha comprobado “la existencia de pequeñas grietas en la zona del techo”.

En cuanto a la pintura, se señala que “está realizada, según se puede apreciar a primera vista, con pigmentos y algún tipo de aglutinante a la cola, probablemente”, y se apunta que, en cuanto a las paredes, “se conservan relativamente bien, siendo las zonas más afectadas las de roces a la altura de la barandilla”. “Ha tenido bastantes intervenciones, algunas más acertadas que otras. Entre las afecciones más evidentes podemos observar colores de intervenciones anteriores que han cambiado notablemente la tonalidad no permitiendo una correcta lectura del mural o intervenciones propiamente dichas, que, al no realizarse de la manera más meticulosa posible, crean conflictos visuales. Otro de los problemas visibles son los distintos grados de brillo de las zonas tratadas, muchas reintegraciones han sufrido un secado o rechupe de la capa de protección no uniforme por lo que pueden apreciarse manchas opacas”, según se detalla en el informe.
Respecto a la pintura de la techumbre, se indica que es “la más afectada” y presenta “levantamientos y descohesión”, por lo que “es necesario y preciso actuar lo antes posible sobre ella”.
Debido a las condiciones de uso del espacio donde se ubican los murales, desde el área se propone realizar la intervención en dos fases diferenciadas, una para la zona del techo y otra para la zona inferior.
Detalles de la obra
Estas pinturas murales realizadas en 1764 por el pintor Carlos De Acosta están dispuestas en tres tramos de las paredes de la escalera. En el primer paño central, al frente, se encuentra una escena de la Aparición de la Virgen de Candelaria a los guanches y en la parte superior coronada por los dos patronos de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna: San Miguel, ataviado con indumentaria militar, con lanza y escudo, y San Cristóbal, que sostiene en una mano un bastón con hojas y carga al niño Jesús sobre los hombros.
A la izquierda, la Rendición de los Menceyes Guanches ante Alonso Fernández de Lugo, en la primavera de 1496.
Y a la derecha, la Presentación de los Menceyes en la Corte de los Reyes Católicos Isabel I de Castilla y el rey II de Aragón, una vez terminada la conquista de Tenerife.
Asimismo, la escalera principal termina en dos arcos de piedra de cantería roja de factura original, en cuyo centro se lee la inscripción “Reinando Carlos II, (1661-1700) siendo Corregidor y Capitán de Guerra de esta Isla y la de La Palma el Teniente Coronel Don Agustín del Castillo Ruiz de Vergara y Regidores los Capitanes Don Juan Franco de Castilla y Don Franco de la Guerra”.