Por Pedro Ángel Gómez Barreto.| Al llegar el mes de julio, la ciudad turística cambia su semblante de rutina diaria por el festivo. Los portuenses se prestan a celebrar las populares Fiestas en honor al Señor del Gran Poder de Dios, la Santísima Virgen del Carmen y San Telmo. La ciudad lo vive. El portuense se presta a participar, un año más, de la enorme devoción popular que atesoran estas imágenes.
Hablar de fe y de devoción es hablar del Señor del Valle, cariñosamente apodado El Viejito que, como es tradición, cada segundo domingo de julio recorre las calles del municipio y recibe el afecto de sus fieles devotos, que con emoción y el corazón en un puño piden protección y recuerdan con lágrimas en los ojos a los familiares que ya no están. Inmenso momento que se vive en cada calle, casa o esquina.
Y hablando del Gran Poder portuense, de su significado, de esa mirada penetrante que posee esta bella imagen y del enorme sentimiento que en torno a su figura lo vive toda una ciudad y su Venerable Hermandad, con varios siglos de historia, este año no podemos olvidar una importante efeméride y cuya protagonista es una gran dama portuense, muy apreciada y respetada por su bondad, talante, seriedad, compromiso y sobre todo, por su presencia.
Se trata de Conchita Carrillo Bethencourt, fiel devota con 90 primaveras a sus espaldas y que ostenta el título de ser la Camarera de Honor, cumpliendo en esta ocasión 70 años de su importante colaboración con El Viejito, y que se basa principalmente en el peinado y colocación de su peluca y el arreglo de su vestimenta. Y es que, a pesar de su edad y de los años que siguen pasando, hablar del Gran Poder de Dios es hablar de Conchita Carrillo, quien como ella misma dice: “mientras el Señor me lo permita yo seguiré colaborando en este momento único que guardo con mucho amor y respeto”.
DIARIO DE AVISOS quiso conocer de su propia voz la impresión de nuestra protagonista sobre este aniversario y del papel importantísimo que Conchita Carrillo, afamada peluquera de profesión -por sus manos y negocio han pasado reinas y damas de honor de las Fiestas, además de poseer una clientela fiel y numerosa, siempre agradecida del gran conocimiento y consejo de esta gran portuense-; incluso emigró a Venezuela durante tres años para perfeccionar su aprendizaje, y allí aprendió mucho y regresó.
Cuenta con nostalgia que “yo lloré más cuando dejé Venezuela que cuando me marché de aquí”. Sin embargo, lo más emotivo que le sucede cada año, es ese momento único de estar “cara a cara” con la sagrada imagen del Gran Poder de Dios y colocarle su bellísima peluca con esos rizos que lo hacen aún más vistoso.
Tiene mucha sabiduría y conoce como nadie la historia de esta gran Hermandad: “Nunca pertenecí a ninguna Hermandad porque mi trabajo me lo impedía, al no disponer de tiempo suficiente para dedicar mi servicio a ello, y en este sentido siempre he sido muy responsable de mis actos. Incluso no iba a procesiones del Señor porque tenía mi trabajo en la peluquería y atender a mi clientela me imposibilitaba participar de ellas”.
No esconde su emoción cuando arregla la peluca del Señor y se la coloca, y se enorgullece de habérsela cambiado y de haberle colocado tirabuzones que le dan una mayor vistosidad a la imagen con ese pelo rizado.
Conchita habla pausada, pero con mucha emoción y sentimiento. Sus palabras dicen mucho de una persona que siente una devoción enorme por el Gran Poder: “Ha sido desde siempre, desde muy joven, tal es así que recuerdo que Tomás Carrillo era el que preparaba al Señor para las procesiones, siendo sacristán de la Peña de Francia Santiago Carrillo cuando empecé a colaborar. Tengo todavía presente en mi memoria esa imagen de Tomás vistiendo al Señor y yo ayudándole. Yo peinaba su peluca y se la colocaba al Señor y con esta función he seguido durante 70 años”.
En ese tiempo cuenta una simpática anécdota: “Con ocho meses de embarazo y una barriga prominente, estaba subida al carro colocándole la peluca al Señor y le decía: mira a ver si me vas a dejar caer”.
De obligado recuerdo es el dedicado a su esposo, antiguo Hermano Mayor del Gran Poder, Pedro Melián, del que dijo: “Estaban reunidas unas 20 personas para designar al sustituto de Don Basilio que ya estaba muy mayor y no podía atender la Hermandad, y no lograban ponerse de acuerdo cuando en un momento de la reunión aparecen Lolina, la antigua tesorera, y mi marido a quien Emilia Gómez señaló con su mano y le dijo: “Se acabó la discusión aquí está el nuevo Hermano Mayor”.
“Cuando vino a mi salón y me dio la noticia, me tuve que sentar y decía que no, porque conocía a mi marido, era una buenísima persona, pero incapaz de levantar la voz, y por eso yo sabía la que me había caído encima porque yo sí tenía otro carácter”.
Añade que la Hermandad ha trabajado muy duro con el cargo de Hermanos Mayores como Don Basilio, Pedro Melián, Leopoldo Afonso, Sebastián Marquez y ahora con Elena Cid. No obstante, indica que tras el fallecimiento de Lolina y de su esposo, “prácticamente había conseguido todo lo que se había propuesto. Toda esta gente la había levantado, el Gran Poder ya tenía la devoción y el respeto que merecía y tuvieron que hacer muchos esfuerzos porque se intentó opacar su imagen”.
Solemnidad a la Hermandad
La Camarera de Honor considera que “debemos remontarnos a su bonita historia que tenía como depositaria de dicha imagen a la Marquesa de Siete Fuentes y que luego Francisco Machado heredó el título. Hemos logrado con los años darle solemnidad a nuestra Hermandad, por ejemplo el Miércoles Santo que procesiona el Gran Poder se celebra misa solemne con coro, algo que no hace ninguna Hermandad en Semana Santa”.
Conchita Carrillo confiesa que “este año ya me costó muchísimo. Tengo una edad pero he dado mis enseñanzas a varias hermanas. Físicamente no lo aguanto, pero tengo la esperanza de que estas jóvenes mujeres lo harán muy bien”.
“Siempre ha habido mujeres colaborando con el Señor, en tiempos de Basilio, Luisa Miranda adornaba el paso y también colaboraba Rufina. Me alegra enormemente ese grupo de mujeres que ayudan en el tema de la peluca, que es fundamental, y me congratulo de que Elena Cid sea la primera Hermana Mayor de nuestra Hermandad, una mujer muy valida y capacitada a la que todos debemos ayudar”.
Conchita Carrillo asegura que la Hermandad del Gran Poder de Dios “está en un momento muy delicado, necesita la ayudad de todos, sobre todo de las nuevas generaciones, esa juventud a la que le digo que deben de tener un referente en la vida, aunque veo falta de educación y poca espiritualidad”.
“El Gran Poder de Dios es el Señor del Valle, con una larga tradición de siglos y que a pesar de que se ha intentado opacar a su Hermandad, debemos de estar todos unidos y prestar colaboración inmediata”, subraya.
El día 13 de julio es el día principal del Gran Poder de Dios, este día sale en procesión por las calles portuenses. La imagen también procesiona en Semana Santa.