Decenas de miles de personas -se habla en torno a 35.000– se dieron cita ayer en el pequeño caserío de El Socorro para vivir las fiestas en honor a la Virgen que le da nombre desde hace más de 500 años, sin que se produjeran incidentes más allá de una torcedura de tobillo, hipertensión y alguna borrachera, atendida por los equipos sanitarios.
Todo comenzó al alba, quizás en el momento más emocionante de la jornada, cuando la imagen apareció en la puerta de la parroquia de San Pedro, tras la misa del obispo Bernardo Álvarez, y fue recibida por miles de peregrinos agolpados en la plaza al son del pasodoble Al Socorro. Así comenzó la Bajada, que transcurrió durante cuatro horas por el camino convertido en un gran río de gente, superando los ocho kilómetros compartiendo la devoción religiosa con el ocio pagano, en la considerada romería más antigua de Canarias.
Realmente no hay una fecha concreta. Octavio Rodríguez, el cronista oficial de Güímar, sitúa los orígenes del camino de la Virgen hacia 1643, casi 200 años después de la aparición de la imagen de Chaxiraxi a unos pastores guanches en las playas de Chimisay (hoy, El Socorro). Sin embargo, la peregrinación de Güímar a El Socorro, que comenzó siendo en diciembre, se hace de manera continuada desde hace 177 años.
No se trata de una romería al uso, ni por su aspecto -aquí no hay trajes de magos o tradicionales, más allá de algunos vestidos de aborígenes y camisetas con la imagen de la Virgen- ni por el comportamiento de sus participantes, que ayer volvieron a protagonizar una jornada en donde las puertas del caserío quedaron abiertas literalmente a los miles de visitantes antes y después de la entrada de la Virgen a su ermita, en torno a las doce de la mañana. En ese momento comenzó la eucaristía oficiada por Juan Manuel Yanes, vicario de Santa Cruz de Tenerife, mientras que por la noche la misa la dio Pedro Pérez, que después de 13 años como párroco de Güímar regresa este lunes a su Tijarafe natal.
Ni la alta temperatura -en torno a 28 grados al mediodía y sin brisa- pudo impedir que un río de gente acompañara a la Virgen durante el camino y en el caserío. Pese a la avalancha de romeros, la imagen llegó hasta su santuario con el tiempo previsto -por algo lleva desde hace años un GPS-, a hombros de su mayordomía -seis de los siete hermanos Modesto Campos- y escoltada por el colectivo de los Guanches y un nutrido grupo de autoridades políticas, entre ellas el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo; la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, y el alcalde de Güímar, Gustavo Pérez, los tres nacionalistas. Una muestra de que la Bajada del Socorro trasciende del Valle de Güímar y se convierte en un símbolo de canariedad para creyentes y no creyentes.
Ceremonia guanche
Ayer tarde, en el Llano de la Virgen y junto a la Cruz de Tea, tuvo lugar la representación teatral de la ceremonia de la aparición de la Virgen a los guanches, con una enorme expectación de público. El entorno de la Cruz de Tea y del espigón de la playa fue el escenario de la reconstrucción de un hecho ocurrido en torno al año 1400 y que se recordó ayer con 200 figurantes, reconstruyendo la historia escrita por Fray Alonso de Espinosa (1594), inicio de la cristianización de Tenerife.
Tras la ceremonia y después de la última misa del día se procedió a la emocionante y recogida procesión de Las Candelas mientras seguían las parrandas animando el caserío, donde las casas quedaron abiertas de par en par para compartir con los foráneos las viandas, incluso con papas y el vino de la comarca.