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Una de las películas más icónicas de Disney está inspirada en un tinerfeño

La histórica productora ha creado a los personajes reconocidos en todo el planeta. ¿Sabías que uno de ellos está inspirado en un varón nacido en la Isla?
Una de las películas más icónicas de Disney está inspirada en un tinerfeño
Una de las películas más icónicas de Disney está inspirada en un tinerfeño. Shutterstock

Las películas de Disney han sido aclamadas por prácticamente todas las generaciones. Y es quién no ha disfrutado en su infancia con los míticos filmes El Rey León (1994), Aladdin (1992) o La bella y la Bestia (1991), entre otros tantos títulos que siguen estando muy presentes en la cultura popular. Un éxito que ha llevado a la productora estadounidense a lo más alto de la industria del entretenimiento a nivel mundial.

Además, Disney ha creado algunos de los personajes más icónicos y queridos por el público, como Mickey Mouse, El Pato Donald, Goofy y muchos más. Estos personajes son reconocidos en todo el planeta. No obstante, ¿sabías que el personaje del príncipe Adam en La bella y la bestia está inspirado en un tinerfeño?

La historia está basada en el cuento escrito por Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, que posteriormente continuó Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, y que está inspirado en el tinerfeño Pedro González, que sufría hipertricosis. Una afección que se caracteriza por el crecimiento de pelo, tanto en cantidad como en grosor, en zonas del cuerpo donde habitualmente no crece.

Según explica en ‘X’ el redactor de Investor’s Business Daily, Scott Lehhtonen, “Pero “los hechos que inspiraron a esta última para dicha narración son reales y tienen por protagonista a un tinerfeño. Se llamaba Pedro González, y era hijo del mencey guanche”.

¿Quién fue Pedro González?

Pedro González nació en 1537 en Tenerife y falleció en Capodimonte, Viterbo (Italia), en 1618. Lehhtonen apunta que debió ser abandonado por sus padres debido a su aspecto. “Unos monjes lo recogieron y lo cuidaron junto a otros niños sin hogar”, señala.

Ya desde su infancia, González era conocido como el Salvaje Gentilhombre de Tenerife o el Hombre Lobo Canario y sirvió como regalo para monarcas de Europa. Fue así como acabaría en la corte parisina, donde Catalina de Médicis, viuda de Enrique II, acordó su matrimonio con la joven Catherine, con quien tuvo seis hijos, tres de ellos con la enfermedad que condicionó su aspecto durante toda su vida.

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