Puerto de la Cruz tiene 476 árboles monumentales y una flora singular repartidos por sus escasos 8,73 kilómetros cuadrados de superficie. Un patrimonio verde que por primera vez ha sido radiografiado e incluido en el Plan Especial del Casco Histórico, un documento aprobado inicialmente por el Pleno de la Corporación local, pendiente de ser publicado en el Boletín Oficial de Canarias (BOC) para que pueda ser expuesto a información pública y que la ciudadanía presente alegaciones de cara a introducir mejoras en el documento.
Cada vez más, los parques, jardines y zonas verdes adquieren mayor protagonismo e importancia en las ciudades y se tienen en cuenta en su diseño y protección. En su apuesta por un modelo de ciudad sostenible, el Gobierno municipal de Puerto de la Cruz ha querido regular este tipo de bienes vegetales y protegerlos igual que el resto, y para ello ha sido necesario un estudio previo de identificación, análisis y ordenación de las diferentes especies. Además, el artículo 38.2 de la Ley del Patrimonio Cultural de Canarias (LPCC) exige la inclusión en el catálogo de protección de ‘especies vegetales de significativo porte u otras estructuras significativas’.
De este modo, el documento patrimonializa los espacios naturales presentes en el Conjunto Histórico del municipio en la medida en la que forman parte del paisaje urbano y evolución de la ciudad.
Así, se han identificado 15 especies diferentes: Ciprés común, ombú, araucaria, ñamera, eucalipto, drago, cardón, laurel de indias, platanera, árbol del caucho, palmera canaria, palmera whasingtonia, pino de oro, casuarina negra y pino canario.
Cada una de ellas dispone en el documento de una ficha específica en la que se detalla el nombre científico, la familia a la que pertenece, el origen, el número de ejemplares, la altura aproximada, el diámetro de copa, el perímetro del tronco y su ubicación, acompañado de fotografías y mapas. Asimismo, en el análisis de las patologías, riesgos y medidas a adoptar se han adoptado criterios ambientales.
De conformidad con lo dispuesto en la citada normativa, forman parte del Catálogo del PEPCH los bienes patrimoniales naturales, que comprenden los árboles y especies singulares que se consideren monumentales o de gran interés.
Los criterios para considerarlos así responden a aquellos ejemplares antiguos o de edad extraordinaria, teniendo en cuenta que en el medio urbano existen muchos factores que condicionan el desarrollo de las especies vegetales y lastran su longevidad.
También se tiene en cuenta el tamaño o monumentalidad, ya sea de todo el individuo o de alguna de sus partes, especialmente en lo referido a la altura, perímetro de tronco o diámetro de la copa, si se trata de una especie endémica de Canarias y/o de la región macaronésica, o a pesar de ser introducida presentar un elevado interés ornamental; ser un símbolo o emblema del espacio, asociada a la memoria colectiva; su interés histórico, cultural, político, tradicional o educativo.
Por último, se considera si la especie o el ejemplar concreto se relaciona con algún hecho significativo para un colectivo o la ciudadanía en su conjunto, se vincula a tradiciones, es característico de una época determinada que guarda relación con la historia de la ciudad, o que su vinculación a un espacio geográfico determinado esté tan arraigada que difícilmente se entendería ese lugar sin la presencia de estas especies.
Es el caso, por ejemplo, de los árboles de la plaza del Charco, muchos de ellos centenarios, “que conforman un auténtico bosque urbano que ni siquiera parece que esté en el centro del municipio”, declara el concejal de Ciudad Sostenible y Agenda Urbana, David Hernández.
Además de estos árboles monumentales, el PEPCH radiografía los espacios urbanos y naturales, al considerarse primordiales para el desarrollo económico, social y cultural y al mismo tiempo, al haber sido testigo de los grandes acontecimientos sociales del municipio.
En este sentido, los primeros lugares aprovechados y reorganizados para su uso lúdico son las plazas, entre las que destacan la plaza de la Iglesia, la plaza del Charco, la Benito Pérez Galdós y la de Víctor Pérez, entre otras.
Dentro de los espacios urbanos se incluyen las alamedas y los denominados jardines históricos, definidos en el documento “como aquellos espacios donde el componente natural es una de las herramientas primordiales y relacionadas con zonas de gran importancia social y económica para la sociedad”.
Así, la llegada del turismo y de ciudadanos de distintos de distintos puntos de Europa al Puerto de la Cruz, atrajo la necesidad de crear espacios y lugares de paso ajardinados que mejoraran la calidad del paisaje. En la actualidad, destacan el Sitio Litre y el Taoro, “que es, fue y será la zona verde de referencia del municipio”, subraya David Hernández.
El edil pone en valor cuatro aspectos del documento: la ordenación y catalogación de todo el espacio de San Telmo, donde se trabaja con el proyecto Ecoáreas Mardetodos para la sostenibilidad de la costa; los árboles de la plaza del Charco; todas las ñameras de las plazas por el valor simbólico y comunitario que tienen, y los jardines de Risco Bello. Un legado verde que Puerto de la Cruz apuesta por proteger y conservar cada vez más.