arona

Ten-Bel: así está, a día de hoy, el ‘Chernóbil’ de Tenerife

Ten-Bel, nombre que surgió de las abreviaturas de Tenerife y Bélgica, era muy distinto al Puerto de la Cruz, la primera ciudad turística de la Isla
Ten-Bel: así está, a día de hoy, el 'Chernóbil' de Tenerife

Ten-Bel fue el sueño de todo tinerfeño en los años 70 y 80. Un pueblo que brilló como la principal atracción turística en las Islas Canarias. Hoy en día, lamentablemente, se ha viralizado como el Chernóbil de Tenerife debido a su estado de abandono. Este abandono se debe a un bloqueo administrativo persistente, con la intención, o promesa, de que en algún momento la situación cambie.

Ten-Bel, nombre que surgió de las abreviaturas de Tenerife y Bélgica, era muy distinto al Puerto de la Cruz, la primera ciudad turística de la Isla, y se parecía muy poco a cualquiera de los destinos nacionales que proliferaban entonces por el mediterráneo español, basados en grandes moles de hormigón, que abrían sus brazos a las primeras oleadas del turismo de masas procedentes de Centroeuropa.

Miles de tinerfeños disfrutaron de las vacaciones de sus vidas alojados en algunos de sus complejos de apartamentos: Carabela, Eureka, Géminis, Primavera, Drago, Frontera, Alborada, Bellavista y Maravilla, donde las tertulias y las partidas al cinquillo y al parchís se prolongaban hasta el anochecer en las hamacas de las piscinas entre olores a aceites solares de coco y limón.

Después de la cena, llegaba el momento del espectáculo sobre pequeños escenarios instalados junto a las piscinas, en los que los animadores (los mismos que durante el día organizaban torneos de ping-pong, waterpolo y petanca) desplegaban sus mejores artes escénicas. Una pequeña tarima, un telón y tres o cuatro focos de colores bastaban para arropar al grupo flamenco o al cantante de turno, al ilusionista (Jerarmas descollaba entonces) o al turista que se arrancaba a lo Frank Sinatra luciendo su incipiente moreno colorado, mientras los camareros no paraban de servir sangrías y cervezas entre el público.

Allí, entre las notas de temas como My way, Can’t take my eyes of you o Cabaret se fraguaban amores fugaces de verano tras los pertinentes coqueteos previos en la piscina. Las noches terminaban en las discotecas de El Chaparral o Krystal, esta última situada en los apartamentos Marino, donde los sábados por la noche costaba conciliar el sueño a sus huéspedes por el permanente taconeo al entrar y salir del local.

La inacción durante décadas en esta urbanización privada han llevado al edén de los años 70 y 80 al borde del precipicio. Después de décadas inmersa en un proceso de deterioro imparable, visible en el estado de abandono que presentan gran parte de sus espacios públicos, han sido varias las iniciativas que cada cierto tiempo han salido a la luz, tratando de que Ten-Bel vuelva a vivir su mejor momento, pero todas ellas han caído en saco roto.

TE PUEDE INTERESAR