El núcleo de Los Cristianos ha acogido este domingo un acto de recuerdo y homenaje a las siete personas que perdieron la vida en el derrumbe del edificio situado en el número 12 de la calle Amalia Alayón el 14 de abril de 2016.
La alcaldesa de Arona, Fátima Lemes, ha presidido este emotivo acto acompañada por varios miembros de la Corporación municipal, la que fuera presidenta de la comunidad de vecinos del edificio, Ánima Marrero, así como miembros de los cuerpos de seguridad, Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local, Protección Civil, entre otros.
La conmemoración ha incluido un minuto silencio y la colocación de flores y velas junto al muro que rodea la parcela hoy vacía en la que se ubicaba el edificio de cinco plantas cuya estructura colapsó de manera inesperada a las 09.31 horas de aquel fatídico jueves de hace ocho años.
LAS CLAVES DEL DERRUMBE
Los dos informes periciales encargados por el Ayuntamiento de Arona para averiguar las causas del derrumbe del edificio de Los Cristianos corroboraron la información adelantada en su día por DIARIO DE AVISOS y que las partes conocieron en el acto de ratificación del perito, celebrado el pasado 1 de febrero, ante la titular del Juzgado Número 3 de Arona, Sofía Elena Valdivia.
Para determinar las causas técnicas del desplome, el Ayuntamiento encargó a las empresas Atlante SLU e Intemac sendos trabajos de ingeniería forense, independientes entre sí, cuyos resultados se entregaron en el juzgado el 7 de septiembre, en el caso de Intemac, y el 7 de noviembre, en el de Atlante SLU. Hasta la toma de todas las muestras para su análisis, la estructura que quedaba en pie del bloque no fue demolida, hecho que se produjo en el mes julio. ¿Cuáles son puntos clave que aparecieron en los dos informes de lo ocurrido en el edificio de Los Cristianos?
1. La obra de banesto
El estudio de Atlante revela en sus conclusiones que, “sin duda, parecen determinantes, como causa del colapso del edificio de Los Cristianos , las actuaciones que tuvieron lugar en el inmueble”, y apunta que “la eliminación de paredes fue determinante en dañar el edificio hasta su ruina, en concreto la actuación que se produjo en el local A (entidad financiera Banesto) en 2003”.
La evaluación aporta datos contundentes para llegar a esa conclusión: “Una vez analizados los escombros, se ha podido relacionar los dinteles metálicos encontrados como elementos que se utilizaron para sustituir la capacidad de carga de las paredes eliminadas, y dichos elementos no solo estaban llevados a suelo, sino que el anclaje a los pilares se realizó mediante tacos de plástico de ferretería”. Como reveló, muy gráficamente, uno de los abogados personados en la causa, “los enganches eran de una calidad pésima, casi para colgar un cuadro”.
El estudio pone de relieve que “la consideración de estructura en este tipo de edificios no solo debe pasar por los sistemas tradicionales, como pilares y vigas, sino que también paredes (tabiquería y cerramiento de la fachada) pasan a formar parte de la estructura”. Pero, si el edificio estaba en malas condiciones, ¿por qué no colapsó antes el edificio de Los Cristianos y permaneció en pie durante 43 años?
Esa pregunta también tiene respuesta en el informe y está conectada con el argumento anterior: “Toda la manifestación de daños en el edificio se produjo en las intervenciones en el local de la entidad financiera, y los síntomas de estos daños indicaban una realidad: la tabiquería y el cerramiento (las paredes) formaban parte fundamental de la estructura (…). La razón por la que no colapsó antes fue porque el edificio se sustentaba, una parte, en la estructura, y la otra, en las paredes”.
El estudio va más allá al señalar que “si no se hubieran retirado paredes, y los elementos metálicos dispuestos se hubieran ejecutado correctamente, a pesar de la mala calidad de los materiales y del diseño, el edificio muy probablemente, habría permanecido en pie”.
El segundo informe, además de incidir en la mala calidad del hormigón utilizada en el edificio de Los Cristianos , también apunta a Banesto y, en términos casi idénticos, atribuye que el siniestro ocurriera más de cuatro decenios después a “la modificación en la distribución de las tabiquerías, como las que posiblemente se estuvieran llevando a cabo en el local de la planta baja (Banesto); ese pudo ser el desencadenante”. El estudio realizado, que firman cinco ingenieros, apostilla que “es más que probable que los tabiques y cerramientos, de rigidez notable, estuvieran absorbiendo parte de los esfuerzos de la estructura a pesar de no estar concebidos para tal efecto”.
2. Mala calidad del hormigón
El análisis de Intemac señala que “detrás del hundimiento está, probablemente, el fallo de un pilar por una deficiente calidad del hormigón”. También apunta que a raíz de las inspecciones realizadas “parece deducirse que el colapso hubiera comenzado por uno de los pilares de la parte interior del edificio”. “Este fallo -prosigue el informe- justificaría la extensión del hundimiento, pues una vez colapsara un pilar, se sobrecargarían los adyacentes”. A juicio de este grupo de ingenieros, las reformas acometidas “no deberían haber tenido ninguna trascendencia sin un defecto en la calidad del hormigón como el descrito”.
Por otra parte, la evaluación de Atlante SLU indica que “las resistencias del hormigón son muy variadas, con una densidad baja y muy poca cohesión entre los áridos y el cemento”. También alude a la “pobreza” de este material, “poco cohesionado y con áridos disgregados, esto es, sueltos”. En otro apartado hace alusión al “estrangulamiento de los nudos, una parte muy delicada de la estructura que requeriría una mayor presencia de armadura de refuerzo y un macizado de hormigón”.
3. Mantenimiento
El estudio elaborado por Atlante SLU indica que “solamente el hecho de vivir entre grietas y que, desde que se emitió el primer informe de advertencia hasta el colapso pasaron 12 años, puede explicar que la Comunidad de Propietarios no actuara para reparar los daños que se manifestaron. No es creíble que las lesiones no evolucionaran en el tiempo a peor”. Por este motivo, concluye como factor “determinante” del colapso “la falta de observancia del deber de conservación de los propietarios, y más en concreto al propietario en origen del local A (Banesto), el cual intervino en la estructura dejando el edificio en una situación de equilibrio inestable y oculto a la vista”.
4. Obras en 2016
En el momento del desplome se realizaban unas obras interiores en el local ubicado en el edificio de Los Cristianos para acondicionarlo como perfumería. En el acto de ratificación del perito, este indicó que la obra no parecía que fuera de un calado tan importante, en función de las herramientas empleadas, como para hacer peligrar la integridad del bloque, “pero se estaba actuando sobre una estructura que ya estaba debilitada”.