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Padre e hija pasean por la playa y descubren un ictiosaurio gigante: podría ser el mayor de la historia

Una nueva especie de este grupo extinto de pez lagarto, descubierta por dos aficionados a la paleontología y analizado por científicos europeos, pudo llegar a medir más de 25 metros de largo. Su reinado no duró mucho: se cree que se extinguieron durante el evento de extinción masiva del Triásico tardío
Padre e hija pasean por la playa y descubren un ictiosaurio gigante
Playa en Blue Anchor, en Somerset (Reino Unido). Shutterstock

Por Eva Rodríguez (SINC).| Justin y Ruby Reynolds, padre e hija, comparten un interés común: la búsqueda de fósiles. En 2020, mientras paseaban por la playa en Blue Anchor, en Somerset (Reino Unido), descubrieron un fósil en una roca que alguien había dejado junto a un trozo de piedra caliza con cristales de pirita.

Se trataba de un hueso enorme que fascinó a Justin, que se quedó observándolo mientras su hija seguía buscando hasta encontrar otro aún mayor enterrado parcialmente en un talud de barro. Eran los restos de un ictosaurio titánico, como pudo corroborar más tarde Dean Lomax, paleontólogo de la Universidad de Manchester con el que contactaron al sospechar que se trataba de un hallazgo importante.

“Estaba muy emocionado. Fue la segunda pieza la que nos permitió identificar los restos como parte de una mandíbula de ictiosaurio al buscar en internet y encontrar el artículo de 2018 de Lomax, Paul de la Salle y otros”, dice a SINC Reynolds padre.

“Desde que me puse en contacto por primera vez con Lomax nos hemos reunido en el yacimiento para buscar más piezas. Mi familia y yo también estuvimos varias veces con Paul de la Salle y su esposa Carol y fue entonces cuando se recogieron la mayoría de las diferentes piezas del estudio”, añade. La última pieza de hueso se recuperó en octubre de 2022. 

Los restos fosilizados de esta segunda mandíbula gigante miden más de 2 metros de largo. Los expertos corroboraron que provenía de una nueva especie de ictiosaurio enorme, un tipo de reptil marino prehistórico, del tamaño de una ballena azul. Las estimaciones sugieren que habría medido más de 25 metros de largo. El estudio se publica hoy en la revista PLoS ONE.

Lomax quedó muy impresionado de que Ruby y Justin identificaran correctamente el descubrimiento: “Reconocieron que coincidía con la que describimos años antes. Les pregunté si les gustaría unirse a mi equipo para estudiar y describir este fósil, incluyendo darle un nombre. Aceptaron la oportunidad”.

“Para Ruby, especialmente, que es una científica que no solo encontró, sino que también ayudó a nombrar un tipo de reptil prehistórico gigante. ¡Probablemente no hay muchos jóvenes de 15 años que puedan decir eso!”, continúa.

Víctimas de una extinción masiva

Estos animales, muchos de los cuales se parecían a los delfines modernos, evolucionaron por primera vez durante el período Triásico temprano, hace unos 250 millones de años. En unos pocos millones de años, algunos de ellos evolucionaron hasta alcanzar al menos 15 metros de largo, y hacia el Triásico Tardío (hace aproximadamente 200 millones de años), a especímenes más grandes, incluido el recientemente descrito que han denominado Ichthyotitan severnensis, que significa ‘lagarto pez gigante del Severn’.

“Ictiosaurios como este probablemente tenían pocos depredadores de los que preocuparse, aparte de otros de su especie más grandes. Por supuesto, la historia es diferente para los juveniles: seguramente eran presa fácil para la mayoría de los animales como tiburones o plesiosaurios y, por tanto, serían seleccionados para crecer rápido con el fin de encontrar lo antes posible refugio en su gran tamaño”, explica a SINC Marcelo Perillo, coautor de estudio en la Universidad de Bonn (Alemania).

Sin embargo, su reinado no necesariamente duró mucho. Si bien algunas especies de ictiosaurios continuaron vagando por los océanos durante millones de años, se cree que se extinguieron durante el evento de extinción masiva del Triásico tardío. Después de este tiempo, los ictiosaurios gigantes de la familia conocida como shastasáuridos se extinguieron. Hoy en día, estos huesos representan los últimos de su tipo.

“Este evento afectó especialmente al reino marino y parece haber sido causado por el drástico cambio climático y la acidificación de los océanos debido al enorme gas de efecto invernadero liberado por la apertura de la Provincia Magmática del Atlántico Central (este proceso separó América del Norte de Europa formando el Océano Atlántico Norte)”, apunta Perillo.

Paul de la Salle, un experimentado coleccionista de fósiles que encontró la primera mandíbula gigante de esta especie en mayo de 2016, en otro lugar de la costa en Lilstock, también participa en su caracterización.

“Los ejemplares de Lilstock y Blue Anchor proceden de la parte superior de la formación de Westbury, lo que significa que son 15 millones de años posteriores a sus parientes más cercanos. Qué cambios se produjeron en el tamaño y la forma de los animales y en su modo de vida en ese vasto período de tiempo no lo sabemos”, apunta a SINC.

Para Lomax este hallazgo es asombroso: “En 2018, mi equipo (incluyendo a Paul de la Salle) describió la mandíbula gigante de Paul y esperábamos que algún día apareciera otra. Este nuevo espécimen está más completo, mejor conservado y muestra que ahora tenemos dos de estos huesos gigantes (llamados surangulares) que tienen una forma y estructura únicas. Me emocioné mucho”.

Tener dos ejemplos del mismo hueso con las mismas características únicas de la misma zona geológica respalda sus identificaciones.

Un descubrimiento muy especial

Los ictiosaurios gigantes nadaban en un mar lleno de vida. Los bancos de calamares y ammonites (moluscos cefalópodos extintos) eran una parte muy importante del ecosistema. Los peces eran un poco diferentes a los actuales, muchos de ellos tenían pesadas escamas que cubrían su cuerpo, pero al igual que hoy en día podían ir desde tamaños pequeños hasta grandes. Los reptiles marinos eran extremadamente diversos en el Triásico Superior.

“Seguramente los calamares eran una parte importante de su dieta, pero todavía tenemos que entender más sobre su cráneo para ver si los ictiosaurios gigantes que estudiamos eran macropredadores (que comían otros reptiles marinos), cazadores especializados (por ejemplo, para calamares de gran tamaño) o depredadores a ‘granel’ (que comían una gran cantidad de presas más pequeñas como las actuales ballenas azules)”, apunta Perillo. Los huesos tienen alrededor de 202 millones de años, en un tiempo conocido como el Rhaetian.

Ichthyotitan no es el primer ictiosaurio gigante del mundo, pero son únicos entre los conocidos por la ciencia. Estos dos huesos aparecen aproximadamente 13 millones de años después de sus parientes geológicos más recientes: Shonisaurus sikanniensis de la Columbia Británica, Canadá, y Himalayasaurus tibetensis de Tíbet, China.

“Cada fanático de los fósiles sueña con una experiencia como la de Ruby. Ser los primeros ojos humanos en ver este increíble fósil es realmente especial. Justin está dando un gran ejemplo al apoyar los intereses de su hija en la ciencia y la paleontología”, concluye Jimmy Waldron, miembro del equipo de investigación y fundador del museo DWABA en Orlando, Florida. En la actualidad, Waldron crea réplicas en 3D a escala de los huesos gigantes para exhibiciones y programas de divulgación en todo el mundo.

Artículo de la Agencia SINC.

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