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La embarcación de la Virgen del Carmen reúne a 30.000 personas en el Puerto de la Cruz

El tradicional embarque portuense, uno de los actos principales de las Fiestas de Julio, cumplió ayer 103 años de historia en un jornada multitudinaria y de emoción desbordada
El muelle portuense y gran parte del casco antiguo se vio ayer invadido por una multitud de personas que no quiso perderse la emocionante tradición centenaria. | Fotos: FRAN PALLERO

Más de 30.000 personas se dieron cita ayer en el Puerto de la Cruz para presenciar la tradicional embarcación de la Virgen del Carmen y San Telmo, uno de los actos principales de las Fiestas de Julio, que cumplía en esta edición 103 años de historia.

Tras la misa celebrada en la parroquia de la Peña de Francia, el muelle pesquero portuense se vio una vez más invadido por una multitud que siguió con gran emoción todo el transcurso de la procesión terrestre y marítima.

El sol espléndido dio aún más brillantez a una jornada de fiesta vibrante en la que no faltaron la Salve Marinera, a cargo de Chago Melián, y las coplas de Toni Acedo.

Poco después de la 8.30, la cofradía de cargadores logró subir la imagen de la Virgen a bordo de la falúa Nuevo San Ramón. La imagen de San Temo embarcó poco antes en la Adrinere. En ese momento, estalló la emoción popular con los acostumbrados chapoteos en el agua y los vítores de júbilo: “¡No pasa nada, la Virgen ya está embarcada!”. El regreso al muelle fue ya anocheciendo.

Luego, la procesión continuó su emocionante discurrir por el barrio de La Ranilla entre lluvias de pétalos, saetas y vivas dedicados a la Virgen. Las dos imágenes no retornaron al templo parroquial hasta pasada la medianoche.

Tal y como ha escrito el historiador portuense Nicolás Barroso, la celebración de las fiestas de la Virgen del Carmen en el Puerto de la Cruz ha tenido desde siempre una fuerte conexión con su papel como enclave portuario y la actividad marinera de sus gentes.

En 1625, se estableció una Vicaría de la Congregación Dominica en el municipio que trajo las advocaciones de San Pedro González Telmo y la Virgen del Buen Viaje, fuertemente vinculadas a la gente del mar.

En 1750, la Cofradía Realejera adquiere una magnífica talla de la Virgen del Carmen, cuyo autor fue Antón María de Maragliano. Y es en torno a esas fechas cuando comienza la tradición, aún vigente, de que marinos portuenses fueran los cargadores de la espléndida imagen realejera.

Pero fue en 1921 cuando se inició la tradición de la embarcación de la Virgen del Carmen en el Puerto de la Cruz. Ese año, el párroco de la Peña de Francia, Antolín Fernández, impulsó el inicio de la tradición de sacar en procesión a la Virgen del Carmen (Buen Viaje) y a San Telmo y embarcarlos luego, dándole un paseo por la costa. Una celebración que pronto ganó arraigo popular y que quedó unida a las fiestas del Gran Poder de Dios, que venían realizándose desde el siglo XVIII.

El escultor Ángel Acosta Martín, nacido en el Puerto y residente en Tortosa, donó la actual talla de la Virgen el Carmen, que fue entronizada en 1954. Esa venerada imagen provocó ayer otra apoteosis ranillera que puso broche de oro a las Fiestas de Julio 2024.

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