Un plato se erige como símbolo de tradición y sabor en Tenerife: la carne fiesta. El éxito de este manjar, que ha acompañado a los canarios a lo largo de generaciones, ha sido reconocido en un artículo en la prestigiosa publicación Viajes National Geographic.
La carne fiesta consiste en suculentos trozos de carne de cerdo macerados, que se presentan habitualmente en pinchos o brochetas. Este proceso de maceración, que puede incluir una variedad de especias y adobos, confiere a la carne un sabor único y una ternura que la hace irresistible.
Tradicionalmente, la carne fiesta se acompaña de papas fritas o arrugadas, estas últimas, otro baluarte de la gastronomía canaria, cocidas con su piel y sal marina hasta obtener una textura suave y un sabor ligeramente salado.
Este plato tiene una historia rica y humilde. En sus orígenes, se preparaba con las partes menos nobles del cerdo, como su piel o la grasa, reflejando una época en la que se aprovechaban todos los recursos disponibles.
Esta costumbre de utilizar cada parte del animal no solo habla de la economía de subsistencia de tiempos pasados, sino también de una sabiduría culinaria que transformaba ingredientes modestos en auténticas delicias.
A pesar de que ahora se emplean cortes más selectos del cerdo, la esencia del plato permanece inalterada, manteniendo vivo el vínculo con el pasado y con las raíces campesinas de la Isla.