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Nico Richotti: la vida un año después de la retirada

"Aún hoy, cuando estoy en el Santiago Martín y veo mi dorsal retirado me cuesta creerlo", admite el argentino
Nico Richotti: la vida un año después de la retirada

Continúa siendo igual de afable que cuando era jugador de baloncesto profesional. Sonríe, recuerda con cierta nostalgia su paso por las canchas pero desprende en todo momento que su decisión, la de dejar las mismas, fue “meditada y firme”. Nico Richotti continúa trabajando en el CB Canarias-La Laguna Tenerife, el club de sus amores y, recientemente, embaucado por su amigo Javi Beirán, ha ganado el 3×3 Series Tenerife Final en Santa Cruz.

Acostumbrado a competir al máximo desde que dejó la casa de sus padres para vivir del deporte de la canasta, Nico valora su actual vida, muy vinculada al baloncesto, porque el balón y la canasta es, y será, su vida.

“¿La verdad? Pensé que iba a ser más duro esa transición, pero el haberme retirado y, enseguida, comenzar a trabajar en el CB Canarias, provocó que mi cabeza se mantuviera ocupada”, admite el jugador argentino que reconoce que eso ha provocado que “todo haya sido más fácil” para él: “Al principio me daban más ganas de jugar, pero con el pasar de los meses lo fui llevando mejor. Disfruto del baloncesto, pero he pasado página”.

Ese paso, el de dejar el deporte activo desembocando en la retirada no es un proceso sencillo para los deportistas de élite. Es más, muchas veces es casi un tabú, pues hay un número importante de los mismos que por diferentes aspectos, desde el psicológico al económico, no acaban de asimilarlo: “Mi decisión fue muy meditada. No tenía más ganas de estar fuera y, posiblemente, si hubiera habido aquí un equipo de un nivel intermedio, entre ACB y EBA, hubiera seguido jugando. No se dio el caso, me ofrecieron la oportunidad de entrar al club y la aproveché. Tras 20 años jugando al basket no es fácil decir ‘se acabó’, pero forma parte de un proceso en el que me ayudó mucho que el Canarias me abriera las puertas”.

Richotti, como él mismo desvela, no vivió esa incertidumbre de tantos deportistas profesionales, ese ¿qué será de mí mañana? Con el que se encuentran cuando acaban sus carreras: “Muchos no llegan a retirarse porque no saben qué van a hacer pero yo tuve la suerte y la oportunidad de tener ese vínculo con el club. Creo que si no lo hubiera tenido seguiría jugando, pero esa incertidumbre existe porque si no has hecho una base económica sólida tienes que trabajar y, si no te preparas bien, es complicado. Ahora puedes, por ejemplo, estudiar a distancia, antes no era así. Debes tener la cabeza bien amueblada”.

Atrás quedan los entrenamientos, la vida casi espartana a la hora de descansar o cuidar la alimentación, los viajes y, eso sí, también la competición, esa sensación que es casi adictiva para los deportistas: “Te acostumbras a la exigencia y una vez que no las tienes hasta las echas de menos. Ese hormigueo que sentía en la previa de los partidos se echa un poco en falta. Ahora tengo otro estilo de vida. Antes, cada segundo y cada minuto de mi vida iba enfocado a estar bien en los partidos y rendir bien y ahora no tengo esa exigencia. Sigo cuidando mi dieta y mi físico por salud, pero no por competir. Cambiar ese chip costó algunos meses”.

Nico Richotti y el día después de dejar las canchas

“Yo he disfrutado muchísimo de toda mi carrera, incluso la parte peor, las lesiones, quitando los momentos puntuales o lo que me perdí por ellas, incluso me ayudaron para crecer como persona, ser más resilente…”, admite Richotti de manera optimista.

Ese aspecto, el de las lesiones es, sin duda, el que más marca en lo negativo a cualquier deportista. En el caso de Nico, con una lesión grave de ligamento cruzado, también fue así, aunque el argentino logró darle la vuelta a la situación, crecer desde la misma: “Me llevó tiempo. Sabía que iba a estar casi un año fuera y lo que hice fue alejarme del basket los primeros meses. Yo soy un fan de este deporte, me gusta verlo y practicarlo y en aquella época dejé de ver tanto, solo veía al Canarias, porque había que despejar la cabeza”.

Dominar la cabeza tras una lesión es otro de los aspectos importantes. Saber que esa rodilla debe volver a responder, no tener miedo ni en los entrenamientos ni en los partido, afrontar cualquier desafío… Eso también lo experimentó Nico Richotti: “En el momento exacto te olvidas. Yo no me paraba a pensar que, por ejemplo, podía dolerme, quizás después del partido sí, pero yo nunca dejé de hacer algo en los entrenamientos o los encuentros por miedo a volver a caer lesionado”.

El CB Canarias le ofreció a Nico que, una vez fuera del club, cuando decidiera retirarse, volver a trabajar con ellos. Comenzó su labor en La Laguna Tenerife la pasada campaña y su curiosidad y las ganas de aprender se presentaron como sus grandes aliadas: “Fue raro e interesante. Las primeras semanas estaba algo desubicado, pero dentro del club me apoyaron muchísimo”.

Su papel en La Laguna Tenerife

¿Qué puede aportar desde fuera de las pistas una leyenda del club como Richotti? Aspectos como lograr estrechar la relación entre plantilla y club son clave a la hora del buen funcionamiento: “Juan Méndez ya está ahí, que es importante, y yo siempre estoy con Aniano y Félix, aprendiendo, escuchando, sobre todo, y aportar un grano de arena. Se me tiene en cuenta, lo noto en el día a día y por eso estoy agradecido”.

El argentino ha participado de los mejores momentos de la historia del CB Canarias, ahora, desde las oficinas, lo ve: “La gente piensa ya que debemos estar ahí. Eso habla muy bien del club, pero por otro lado es una idea erronea porque, tarde o temprano, las cosas no van a ir tan bien y tendremos que estar preparados. Ojalá no pase nunca, pero eso es inevitable. Disfruto de ver el club en el lugar en el que está, al que ha llegado construyendo las bases poco a poco, provocando ese crecimiento. Si no nos equivocamos en esa filosofía seguiremos estables”.

“He jugado muy poco desde mi retirada”

El pasado julio, embaucado por Javier Beirán, excompañero y amigo, Nico Richotti participó, y ganó, el Tenerife Máster Final del circuito Armas Trasmediterránea 3×3 Series 2024. Fue una experiencia “bonita” pero “dura”, más teniendo en cuenta que, desde su retirada, ha jugado “cinco veces” en el santacrucero parque del Quijote “con padres del colegio” de su hija: “El 3×3 fue lo más exigente que he hecho durante este año. Y lo fue mucho. Cuando Javi me llama y me pregunta cómo estaba me imaginé por dónde iban los tiros. Le fui sincero, le dije que seguía yendo al gimnasio, pero que de baloncesto, cero. Nada serio”.

Aceptó jugarlo, en dos días hicieron equipo con Samuel Rodríguez y Alberto Cabrera, y se aprendieron las reglas porque no tenían “ni idea” de las mismas: “Fui a entrenar con los canteranos nuestros, otro día fui a Radazul a jugar con las reglas y con el balón y a jugar. El ritmo de juego es muy, muy alto, algo que noté tras un año sin hacer nada aeróbico. Me gustó y me vi bastante bien para lo que llevaba sin jugar. No descarto poder jugar otro torneo similar”.

Con la faceta de jugador ya superada, toca seguir formándose y mirando al futuro. Richotti reconoce que convertirse en entrenador no le llama “demasiado la atención” pero sí aspectos como el seguimiento de jugadores de otras ligas: “Me gusta ver mucho basket y por eso es algo que me atrae. Aniano, en ocasiones, me decía que viera a algún jugador para ver qué me parecía y hemos hecho seguimiento a jugadores, alguno al que hemos podido fichar, y ese aspecto del baloncesto me atrae más. Me veo más potencial”.

En tantos años de carrera profesional, 20 años después de jugar a este deporte, el argentino, más que con un momento o un logro concreto se queda con el “camino recorrido”, aunque algunos aspectos le marcaron: “El día que me fui de mi casa para ser profesional, cuando me vine para Europa o el debut en la ACB fueron etapas que me fueron moldeando a nivel deportivo y personal. Claro que a los títulos le tengo aprecio, pero el poder haberme recuperado de las lesiones, más por la gravedad de alguna de ellas, es un título que no se nombra”.

Imborrable y merecido fue el homenaje del club hacia él en forma de retirada del dorsal número 5 la pasada temporada, algo que “jamás olvidará” por todo lo que significa: “Jamás pensé algo así cuando empecé a jugar a este deporte, sueñas con ser campeón, pero nunca esto. Es el mayor reconocimiento más grande que puede tener un club hacia un jugador. Aún hoy, cuando estoy en el Santiago Martín y veo mi dorsal retirado me cuesta creerlo”.

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