Volvió a temblar la tierra canaria la semana pasada, y aunque la actividad sísmica es lo más natural en unas Islas como estas, el hecho de que fuera sentido por parte de la población isleña (especialmente en Gran Canaria), las series de temblores asociados a dicho terremoto viró todos los ojos a un viejo conocido de los canarios desde que una expedición científica alemana detectara en los años 80 del siglo pasado su existencia en, prácticamente, el centro geográfico del Archipiélago.
Se trata del llamado volcán de Enmedio, cuya mención sigue siendo respetada entre los vecinos de Tenerife que en mayo de 1989 sintieron cómo se movían edificios enteros (sobre todo en Candelaria y el área metropolitana) por mor de otro terremoto que el Instituto Geológico Nacional sitúo su epicentro donde está este volcán.
Enmedio, un monte submarino, es un coloso por su base de casi tres kilómetros de diámetro que en la actualidad no presenta actividad eruptiva alguna, como ya comprobó en 2015 un estudio liderado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) en colaboración con las dos universidades públicas canarias y el Museo de la Naturaleza y el Hombre. Desde entonces se sabe con certeza que sus coordenadas son 28º 05’ 24” N y 16º 10’ 1.4” W, y ello es el motivo de su nombre.
Una base colosal
Es su referida enorme base, sin duda, el dato recogido que más llama la atención de Enmedio, como ya explicaba entonces el máximo responsable de la expedición de 2015 como es el científico del IEO Eugenio Fraile:
“En la base del Volcán de Enmedio caben 539 campos de fútbol”, destacaba Fraile por aquel entonces en conversación telefónica con DIARIO DE AVISOS desde el buque Ángeles Alvariño, cuya tripulación tiene garantizada el mejor recuerdo posible en el corazón de los canarios por este y otros servicios aún más impagables prestados a la sociedad isleña.
Fraile, que de nuevo ha estado al frente de la expedición científica llevada a cabo en 2022, ya afirmaba hace casi una década de que Enmedio es un edificio volcánico que presenta un rango de profundidades de 1.630 metros en su cima y de 2.100 metros en su base, con una altura máxima de 470 metros, así como que a 500 metros al suroeste del edificio principal de dicho volcán se observan dos conos secundarios con alturas que no superan los 100 metros sobre el fondo marino.
Eso sí, la última expedición permitió conocer con precisión mayor la morfología del volcán y reproducirlo en tres dimensiones con la máxima resolución, además de desvelar indicios de la existencia de fuentes hidrotermales en la zona que nos ocupa. Sea como fuere y aunque se llegase a confirmar dicha actividad hidroterminal, ello en absoluto implicaría que Enmedio fuera un volcán activo, por cuanto es un proceso independiente que, por citar un ejemplo evidente, sigue teniendo lugar en Timanfaya (Lanzarote).
Gracias a la web de Acanvol (Asociación Canaria de Volcanología), podemos recordar que la presencia de este volcán fue detectada precisamente a finales de los años ochenta por el buque oceanográfico alemán Meteor, aunque fue el buque Hespérides, del IEO, quien primero lo cartografió a finales de los noventa, apuntando algunos datos que ahora la batimetría realizada en 2015 ha permitido corregir en algún caso, mientras que la más reciente (ambas con el Ángeles Alvariño) ha servido para ampliar y conocer con más detalle.
De lo que cabe duda es que Enmedio llegó primero que nosotros porque se formó, probablemente, hace unos dos millones de años, allá por el Cuaternario.