puerto de la cruz

La inclusión se perpetúa como tarea pendiente en el parque El Laurel

La instalación se encuentra en un lamentable estado de deterioro y alejado de su objetivo inicial: facilitar la integración de personas con diversidad funcional
Parque El Laurel Puerto de la Cruz
Cinco años después de inaugurarse, el recinto sufre un importante deterioro por la falta de mantenimiento. / Sergio Méndez

Cuando se inauguró y se abrió al público, en septiembre de 2019, en el parque El Laurel brillaban los colores. Marrones, naranjas y rosados se mezclaban con el amarillo tierra del suelo para mimetizarse con un entorno natural, en el que también se utilizó desbroce de madera para cubrir algunas áreas y poder sentarse en ellas ya que, según los expertos, relaja y tranquiliza a los niños con diversidad funcional y necesidades especiales.

Ubicado en la zona de La Paz, en el Puerto de la Cruz, El Laurel se convirtió en el primer parque inclusivo de Canarias, un espacio de 5.800 metros cuadrados diseñado para romper cualquier tipo de barreras, tanto físicas como sensoriales, psicológicas y de convivencia.

El estudio Jiménez-Bazán Arquitectos contó con una inversión de 848.350 euros para convertir el deteriorado parque en un lugar para facilitar la integración, con juegos divididos por tipologías y edades; pictogramas indicativos; aparatos de estimulación sensorial algunos de los cuales poseen sonido asociado al movimiento; toboganes de diferentes tamaños; columpios para compartir; caminos con la mínima inclinación para que sea fácil acceder con silla de ruedas; y espacios asfaltados con goma reciclada. A ello se le suma -o mejor dicho, sumaba- un sector específico centrado en plantas aromáticas, como la lavanda, para estimular los sentidos, con carteles escritos en braile para que las personas ciegas puedan identificar las distintas especies. Todo ello lo hizo merecedor del Premio Innovación en la Arquitectura Accesible, concedido por Sinpromi.

El parque lo supervisó, desde su anteproyecto, Visión Azul, la Plataforma por un Puerto de la Cruz Accesible y Diverso, Asmipuerto y la asociación de vecinos de La Paz. Estos colectivos de la ciudad transmitieron a los arquitectos los problemas a los que las familias con niños y niñas con necesidades especiales se enfrentan a diario, y sus testimonios resultaron fundamentales para diseñar el recinto e incluir en los juegos a todas las personas, independientemente de sus capacidades físicas, sensoriales o cognitivas.

Las cuatro entidades le dieron el visto bueno y hoy, cinco años después, son las mismas que se quejan del pésimo estado en el que se encuentra, convertido en un lugar de paseo para perros y en el preferido de los más jóvenes para hacer botellón y reuniones de todo tipo, al estar alejado y, por tanto, ofrecer una mayor privacidad.

Los colores apenas se distinguen, parte del mobiliario está roto, igual que el asfaltado, cuyo deterioro supone un riesgo de caída, y los carteles escritos en braile aparecen oxidados y con algunos destrozos. La falta de mantenimiento resulta visible en cada rincón, en el mobiliario y también en la vegetación, que ha crecido sin límite y grandes ramas obstaculizan el acceso a algunos juegos y tramos. Una realidad que se aleja del objetivo inicial de facilitar la integración de personas con diversidad funcional y que demuestra que la inclusión se perpetúa como una tarea pendiente.

El parque, además, sigue sin tener aseos, pese a que fue uno de los principales reclamos de los usuarios, y tampoco ha sido vallado, una medida que garantizaría su cuidado.

El grupo de CC en el Cabildo de Tenerife lo solicitó días después de su inauguración para protegerlo de actos vandálicos y conservarlo en el mejor estado posible, pero su petición fue denegada por el entonces gobierno (PSOE y Cs). El argumento fue que había que completar el equipamiento. Años más tarde, se comprometió a estudiar esta opción, pero en la actualidad tampoco se ha concretado.

Lo mismo hicieron las representantes de la Plataforma por un Puerto de la Cruz Accesible y Diverso -actualmente Plataforma por Municipios Accesibles- Alexandra Delgado y Elia Sacramento. Esta última sostiene que “un parque cerrado es un parque más cuidado, sobre todo para que jóvenes y adultos no vayan por la noche a molestar a los vecinos ni a destrozar nada”.

Cerramiento

Sacramento recuerda que la Plataforma se reunió con los responsables del Consorcio Urbanístico para la Rehabilitación Turística de Puerto de la Cruz para el cerramiento, “pero ahí se quedó la cosa, no ha habido más reuniones ni intención de vallarlo porque algunos políticos no estaban de acuerdo, y ahí tenemos el resultado. En otros municipios, hay parques que se cierran sin problema a una determinada hora y, por eso, están más mantenidos y cuidados”, subraya.

También considera indispensable que “de día también se mantenga, y lo cierto es que el ayuntamiento no se ha ocupado del parque El Laurel después de que se inauguró. Fue necesario arreglar algunas cosas y no se hizo en tiempo y forma, por eso está como una selva, porque se ha dejado de la mano de dios”.

En su opinión, si se invierte un dinero pero no hay mantenimiento, es “un dinero perdido, tirado a la basura, y eso pasa con muchas cosas en la ciudad”.

Su compañera coincide en toda la crítica y, además, argumenta que el vallado resulta necesario para evitar el escapismo, una conducta que está asociada al Trastorno del Espectro Autista (TEA) y a la discapacidad intelectual. Se queja también de la falta de control policial, con lo que las plazas de movilidad reducida (PMR) para vehículos asociadas al parque se ocupan por personas que no están habilitadas para hacerlo allí, impidiendo su uso a quienes realmente lo necesitan.

“El Laurel se convirtió en un merendero, en un lugar para celebrar cumpleaños y otras actividades que nada tienen que ver con la inclusión, ya que los padres y madres permiten a sus hijos hacer cualquier cosa y son incapaces de decirles que es el único parque con esas características y, por lo tanto, lo tienen que respetar”, señala.

Delgado subraya que “resulta prioritario que este parque pueda ser utilizado por personas con discapacidad que no pueden hacer uso de otro. Eso también es inclusión”, subraya.
El edil de Servicios Generales, Alonso Acevedo (CC), reconoce el estado “lamentable” en el que se encuentra el parque El Laurel, “aunque no es de ahora, sino de mucho tiempo atrás”.

Asegura que el grupo de gobierno (PP, ACP-CC) en el ayuntamiento baraja algunas opciones para volver a dejarlo en condiciones y que pueda ser disfrutado. “Todo lo que sea en beneficio de los niños y niñas que utilizan el parque es bienvenido”, afirma.

El concejal asegura que existe preocupación por parte del gobierno no solo con este parque, sino con muchos otros que hay en el municipio, que no están en las condiciones que deberían.

“Todos estos espacios tienen que estar en buen estado pero éste, al ser el único inclusivo, debe estarlo aún más”, recalca.

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