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Las tradicionales casas de comidas, a punto de desaparecer en la isla de Tenerife

'Eldieciocho', Piscolabis o El bistró de Antonio Aguiar han cerrado sus puertas a final de año

Más de una vez se ha denunciado en esta sección que están desapareciendo las tradicionales casas de comida, que no son otra cosa que aquellas en que se come buen género, bien presentado, se cocina lentamente y se disfruta con unos precios razonables.

Además, de lunes a viernes, algunas mantienen un menú, a mejor precio, que permite a las clases trabajadoras o que no quieren cocinar en casa poder disfrutar de un buen almuerzo sin vaciarse los bolsillos, algo que en la restauración cada día es más difícil de encontrar debido a las facturas de los alimentos.

‘Eldieciocho’, un restaurante familiar, que dice adiós tras 60 años de trabajo

Una de las casas de comida que ha cerrado el 30 de diciembre ha sido ‘eldieciocho’, de Jorge Chinea y Yolanda Pedraza, y de su hija Claudia y el marido de ésta Eduardo Cruz, ubicado en el paseo de Sitjá, cerca de la plaza de la Paz, en la capital tinerfeña. Este restaurante abrió sus puertas hace aproximadamente 60 años y desde entonces ha mantenido platos como la ensaladilla, el atún, los chocos picantes o el mero a la plancha. Con la jubilación de Yolanda y Jorge ponen fin a muchos años de trabajo, en los que los comensales se sintieron como en familia.

Cierra también el Piscolabis, en la calle Jesús Nazareno, de Santa Cruz

Otro de los restaurantes de Santa Cruz que pone fin a una etapa es el Piscolabis, en la calle Jesús Nazareno, regentado por Juanjo, un vasco que lleva muchos años afincado en Tenerife, que contaba con un público fiel a sus menús de lunes a viernes. Buena la tortilla de papas, la ensaladilla, la merluza rebozada o las judías verdes. Su cierre, por jubilación, dejará huérfanos a muchos fieles.

El chef Antonio Aguiar pone fin a once años al frente de su bistró de Puerto de la Cruz

También el chef Antonio Aguiar, que fue distinguido como Mejor Cocina Popular en los XVII Premios de Gastronomía de DIARIO DE AVISOS en su edición de 2002 por su trabajo en Casa Lala, acaba de anunciar en Facebook, que se jubila y cierra ‘El bistró de Antonio Aguiar’ que abrió hace once años en la calle Pérez Zamora, de Puerto de la Cruz. Aguiar se despide dando las gracias infinitas a los clientes y amigos, sin los cuales no hubiera sido posible mantener abierto este espacio gastronómico. Sus platos de cuaresma alcanzaron justa fama.

De coger los pintxos con la mano, a rellenar un formulario

Leo en el Diario Vasco que están cambiando las tradiciones a la hora de comer los pintxos y especialmente en la zona de San Sebastián. Hay que recordar que antes de la Covid los pintxos se cogían con la mano de los comensales, pero para evitar riesgos por los gérmenes y bacterias, se colocaron vitrinas en las barras de los restaurantes. Barras que se quedaron. Ahora en la parte vieja donostiarra se está implantando la moda de entregar al comensal un papel y un bolígrafo donde deben apuntar qué bocados deben degustar. Otra tradición que se pierde.

La guindilla

Las tradicionales casas de comida, lugares de buen comer y horarios sin límite, han sido uno de los atractivos gastronómicos de las ciudades. Pasear por sus calles y fijarse en los carteles donde cada día renovaban el menú y ponían el precio, siempre atractivo para todos los bolsillos, están desapareciendo a ritmos agigantados. No hay relevo para aquellos emprendedores que decidieron un día apostar por un negocio, de los más duros, y alimentar a muchos trabajadores que no tenían tiempo de ir a su casa o simplemente que no querían complicarse la vida preparando comidas. Ahora la comida casera está en manos de grandes grupos y fondos de inversión.

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