Los dardos experimentan un crecimiento notable en España, aunque todavía arrastran una importante carencia: la ausencia de una federación nacional, lo que impide que esta disciplina sea reconocida oficialmente como un deporte en nuestro país. Mientras tanto, Reino Unido ha elevado este juego de pub a una disciplina profesional con gran reconocimiento social. “Allí sólo se encuentra detrás del fútbol. Es una cultura. Lo juegan en los pubs y hay admiración por los jugadores”, explica David Marichal, uno de los referentes del panorama nacional.
Natural de Cho, Arona, comenzó en este deporte ya que su familia tenía una máquina de dardos en su bar. Explica que, tras jugar de forma amateur, en 2017 un amigo le invitó a jugar.
“En un primer momento era para rellenar las tardes”, apunta. Pero esta pasión, pasó a ser más que eso. Empezó en el equipo Magma, en El Médano. Hace dos años fundó su propio equipo, Rincón de Karina, con el que se proclamó campeón de España por equipos en 2024 junto a Cristo Fumero, Goyo Mesa y Brandon Marrero, compañeros en su club. Marichal se convirtió también en subcampeón nacional en parejas junto a Fumero y logró un quinto puesto individual, convirtiéndose en el canario mejor clasificado del torneo.
La modalidad que domina es la de punta de plástico, más extendida en torneos amateur y populares. Pero eso no resta complejidad: “Tienes que saber matemáticas, cierres y estrategias”.
Ahora, su trayectoria lo llevará a representar a España en el Mundial de Dardos en Las Vegas este mes de abril. También ha sido convocado con la selección española. “Nunca pensé que los dardos me llevarían tan lejos. Seremos de los pocos canarios en la historia que han podido jugarlo”, cuenta. Antes pasará por Lloret del Mar, uno de los grandes torneos de Europa con más de 4.000 jugadores inscritos, algunos incluso llegados desde Estados Unidos.
El salto internacional no es casual. Marichal explica que entrena de forma profesional seis días a la semana, entre tres y cuatro horas diarias. “Me lo tomo como un trabajo”. Su objetivo es clasificarse para competir en Alemania e ingresar en la PDC (Professional Darts Corporation), la organización más prestigiosa del mundo: “Si ganas allí, puedes vivir de esto unos cuantos años”.
4,8 millones de espectadores
El contraste con Reino Unido es evidente. En enero, el joven Luke Littler, de apenas 17 años, se convirtió en un fenómeno mediático tras ganar la final del Mundial PDC. Su hazaña fue seguida por millones de espectadores: solo en Reino Unido, más de 4,8 millones vieron la final por televisión. “Tengo un amigo que jugó allí y le piden autógrafos. Aquí nadie lo conoce”, lamenta.
“En la Península hay mucho más nivel. Cada mes hay dos torneos grandes con más de 6.000 personas. En Canarias, el más grande no supera los 50 participantes y siempre son los mismos”. Pese a eso, tras la pandemia se ha notado un repunte. “Está subiendo el nivel y la asistencia”, señala.
Uno de los obstáculos para la profesionalización es la falta de una estructura federativa. Hoy, los dardos están fragmentados entre empresas privadas que organizan torneos y gestionan licencias.
Otro problema recurrente es el alcohol. En los torneos los jugadores pueden consumir durante la competición. “Se bebe mucho. Será de los pocos juegos que pasa esto”, aclara Marichal. Reconoce que esta relación entre dardos y alcohol perjudica la imagen y dificulta atraer patrocinadores.
Marichal espera que los dardos dejen de ser vistos como simple ocio de bar. “Esto ya no es solo un juego”, dice. Su camino es la prueba.