El municipio de Güímar, históricamente uno de los principales productores de batata en Tenerife, ha puesto en marcha un proyecto de recuperación de sus variedades tradicionales, en respuesta a la pérdida progresiva de cultivos locales desplazados por batatas foráneas. La iniciativa, en colaboración con el Centro de Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife (CCBAT), busca proteger la biodiversidad agrícola de la localidad.
“Lo que se está consumiendo hoy, mayoritariamente, no es nuestra batata”, advirtió ayer Nayra Caraballero, concejala de Desarrollo Rural y Agricultura del Ayuntamiento de Güímar. “Es una variedad foránea, de ciclo corto, con mucha hebra, poco sabor y que le resta calidad a los platos tradicionales”, denunció. Esta batata, aunque más rentable por su rapidez de cultivo, ha desplazado a multitud de variedades locales históricas, como la yemani o la yema huevo. “En cambio, estas son variedades muy sabrosas, con una carne más consistente y un aroma inconfundible”, destacó la concejala.
El proyecto, comenzado en agosto de 2024 (y que se espera comenzar a desarrollar antes del inicio de 2026), contempla una serie de acciones técnicas y comunitarias que se prolongarán hasta 2028. Entre ellas: la prospección y recolección de variedades locales, la selección de plantas madre, la multiplicación y conservación de las más sanas, y una caracterización completa a nivel morfológico, agronómico y nutricional, con el respaldo de la Universidad de La Laguna. Además, se prevén jornadas de formación y difusión dirigidas a agricultores y comerciantes del municipio.
Una de las grandes preocupaciones del ayuntamiento güimarero es que en el mercado no se distingue ni en precio ni en etiquetado la batata local de la importada. “Se ha desplazado a la tradicional, y eso hace que no le salga rentable al agricultor plantar la de aquí”, lamentó Caraballero. Con este proyecto, el consistorio local también pretende llevar a cabo una exhaustiva documentación para ahondar en los motivos que expliquen este proceso de sustitución desde el siglo XX.
Otro de los objetivos clave de la iniciativa pasa por darle valor añadido a la batata local, fomentando su conservación y consumo en origen. “Quizás deberíamos incentivar este producto local, darle un valor añadido en el precio y que no sea tan abismal la diferencia entre distintas especialidades”, sugirió la edil, abriendo la puerta a una estrategia de diferenciación comercial y gastronómica.
PARCELA EXPERIMENTAL
El proyecto también contempla una parcela experimental en el Polígono Industrial, donde se instalará una colección ex situ de las variedades recuperadas, que servirá tanto para conservación como para actividades de difusión y formación. Además, se promoverá la conservación in situ por parte de los agricultores locales, quienes podrán recibir material vegetal para reproducirlo en sus propias parcelas.
“La intención es que no se pierda la especie, y que sea rentable para el agricultor plantar este tipo de variedad, favoreciendo así el comercio local”, indicó Caraballero.