Tenerife no solo enamora por sus paisajes volcánicos o su clima privilegiado. También lo hace desde el paladar. La Isla guarda auténticos tesoros gastronómicos en sus pueblos, donde la cocina tradicional canaria se combina con propuestas innovadoras. Así lo ha destacado National Geographic, que ha elaborado una selección de ocho localidades de Tenerife donde se come de maravilla. Te contamos cuáles son y qué hace de cada una un destino irresistible para los amantes del buen comer.
1. Tajao (Arico): un festín marinero a pie de costa
Aunque su nombre oficial es San Miguel de Tajao, todo el mundo lo llama simplemente Tajao. Este rincón costero del sureste de la Isla es sinónimo de marisco fresco y pescado a la brasa. Aquí, cada restaurante parece competir por ofrecer la mejor experiencia culinaria, con una de las mayores concentraciones de locales gastronómicos de toda Tenerife. Un paraíso para quienes buscan sabor auténtico con vistas al Atlántico.
2. La Victoria de Acentejo: tierra de guachinches y tradición
Situado en el norte de la isla, este pueblo es un refugio para quienes valoran la cocina casera canaria. En La Victoria de Acentejo sobreviven algunos de los guachinches más auténticos, esos locales donde el vino de cosecha propia se marida con platos como carne de cabra, piñas con costillas o escaldón. Nombres como El Tejadito o Casa Pepe son paradas obligatorias para los que buscan una experiencia genuina.
3. El Sauzal: sabor con vistas al mar
Colgado sobre la costa norte de Tenerife, El Sauzal combina paisaje, tradición y buena mesa. Viñedos y plataneras rodean este municipio donde conviven tascas de toda la vida con propuestas más actuales. Además de los clásicos como La Carambola o El Raola, destacan apuestas innovadoras como el gastrobar AIE o Casa Odón, que sorprende con platos protagonizados por los champiñones.
4. Chimiche (Granadilla de Abona): el secreto mejor guardado
Apartado de las rutas turísticas, Chimiche es conocido por su vinculación al cultivo del tomate, pero también por ser el hogar de uno de los asadores más valorados de la isla. Se trata de El Secreto de Chimiche, el restaurante del chef Roberto Castro, donde las carnes a la parrilla alcanzan otro nivel. Ideal para quienes buscan calidad sin artificios, en un entorno rústico y auténtico.
5. Vilaflor de Chasna: altura, vino y cocina de montaña
A más de 1.000 metros de altitud y rodeado de naturaleza, Vilaflor se desmarca como el pueblo sin playa que triunfa en la gastronomía. Aquí las papas, los vinos y las carnes se preparan con mimo. Bodegas como Altos de Trevejo y restaurantes como El Rincón de Chasna o Los Cipreses de La Casa Inglesa ofrecen experiencias que fusionan lo tradicional con un toque contemporáneo.
6. Tegueste: donde la agricultura se sirve en el plato
Con un paisaje de viñas y cultivos verdes, Tegueste lleva la agricultura a la cocina con elegancia. En este entorno norteño destaca La Bola, restaurante del chef Jorge Bosch, que reinventa platos con ingredientes locales: burrata con leche de vaca canaria, vitel toné con pata asada… Aquí, cada propuesta es una fusión entre lo clásico y lo actual.
7. Guía de Isora: alta cocina con sabor atlántico
En la costa suroeste, Guía de Isora mezcla su identidad tradicional con una dosis de exclusividad. Es aquí donde se ubica Abama, hogar del restaurante M.B, con dos estrellas Michelin y la firma de Martín Berasategui, ejecutado por el chef Erlantz Gorostiza. Una experiencia gastronómica de alto nivel en un entorno natural de lujo.
8. Arona: entre la parrilla y la innovación
Aunque es un municipio grande y diverso, Arona también tiene su hueco en esta lista. La zona de interior, especialmente el casco, alberga restaurantes como El Lajar de Bello, donde el chef Alejandro Bello reinterpreta sabores canarios con técnicas modernas. También brilla La Brasa, un templo de la carne a la parrilla y las chuletas maduradas. Dos ejemplos de cómo lo local puede evolucionar sin perder su esencia.