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Naturaleza y fe se unen en la XVIII edición de la Ruta del Hermano Pedro

La travesía arrancó a las 6.30 horas con la celebración de una misa en Vilaflor, a 1.500 metros de altitud. Más de 500 personas se sumaron a lo largo del camino, procedentes de distintos puntos
Uno de los tramos entre las medianías de Vilaflor de Chasna y Granadilla de Abona. DA

Más de mil caminantes participaron hoy en la XVIII edición de la Ruta del Hermano Pedro, un recorrido de 19 kilómetros entre Vilaflor de Chasna y Granadilla de Abona que volvió a unir tradición, patrimonio, naturaleza y fe en un camino de más de 400 años de historia.

A lo largo de la jornada no se registraron grandes incidencias, salvo algunos resbalones puntuales propios de la caminata, debido a la humedad propia de la mañana a esa altitud, que genera zonas con escaso agarre en el terreno.

La travesía comenzó a las 6.30 horas, tras la celebración de una misa en Vilaflor, a 1.500 metros sobre el nivel del mar.

Más de quinientas personas iniciaron el recorrido al amanecer, sumándose durante el trayecto senderistas y peregrinos de diversos puntos de la Isla, con especial preponderancia de los núcleos sureños, como Granadilla, Charco del Pino, San Isidro y El Médano.

La organización del evento, a cargo de los ayuntamientos de Granadilla de Abona y Vilaflor de Chasna, contó con el apoyo de entidades como AENA, TITSA, la Diócesis Nivariense y diversos voluntarios religiosos y montañeros.

La ruta, que discurrió en distintos tramos con salidas desde Vilaflor, el Convento de Granadilla casco, Charco del Pino, San Isidro y El Médano, estuvo respaldada por un dispositivo de seguridad coordinado entre la Policía Local, Protección Civil de Granadilla de Abona y San Miguel de Abona, Cruz Roja y los equipos de emergencia en la cueva, garantizando una jornada segura y ordenada.

Desde 2005, el rescate y la puesta en valor del Sendero del Hermano Pedro y de los caminos tradicionales de la comarca de Chasna buscan reforzar la memoria colectiva de Granadilla de Abona y Vilaflor de Chasna, conectando los municipios de Fasnia, Arico, Granadilla, San Miguel de Abona y Vilaflor a través de un recorrido que conserva historia viva, identidad y paisaje.

Agustina Beltrán, alcaldesa de Vilaflor de Chasna, destacó que “la Ruta del Hermano Pedro ha ido ganando importancia cada año, convirtiéndose en una cita imprescindible para creyentes y no creyentes”.

Subrayó, además los esfuerzos conjuntos para mejorar el trayecto, con la recuperación de varios tramos del antiguo Camino Real de Chasna lo que ha permitido evitar cruces de carreteras y hacer el recorrido más seguro y atractivo para los senderistas.

“Nuestro objetivo principal, de la mano del Ayuntamiento de Granadilla y siempre ne cooperación, es homologar el camino para que pueda realizarse en cualquier época del año, como ruta de peregrinación o sendero de montaña”, explicó.

400 años de su aniversario

“Para nosotros es de justicia reconocer la labor humanitaria y solidaria de nuestro Primer Santo Canario. Aprovecho para animar a los municipios, Cabildos y al Gobierno de Canarias a apoyar esta iniciativa”, declaró.

Además, señaló que el próximo año, al cumplirse el 400 aniversario de su nacimiento, sería “el momento idóneo y con mayor sentido” para llevar a cabo este reconocimiento.

Por su parte, el alcalde de Granadilla de Abona, José Domingo Regalado, calificó la jornada como “una magnífica oportunidad para la convivencia”, destacando, además que “el tiempo acompañó” durante todo el recorrido. Regalado felicitó a todos los participantes y agradeció el trabajo de quienes hicieron posible que la ruta transcurriera “con la normalidad y seguridad que este tipo de jornadas requiere”. Asimismo, aseguró que desde el Ayuntamiento de Granadilla de Abona “se seguirá trabajando para mantener y mejorar esta ruta”, que hoy celebró su “mayoría de edad” con la realización de su XVIII edición.

COPATRÓN DE CANARIAS

Pedro de San José de Betancur, conocido como el Hermano Pedro, nació en Vilaflor en 1626. A los 23 años emigró a Guatemala, donde dedicó su vida a los más desfavorecidos: fundó el primer hospital para convalecientes en América, estableció escuelas inclusivas y creó la Orden de los Betlemitas. Su labor humanitaria y espiritual le valió ser canonizado en 2002 por el papa Juan Pablo II, convirtiéndose en el primer santo de las Islas Canarias y de Centroamérica.

En reconocimiento a su legado, los ayuntamientos de Vilaflor de Chasna, San Miguel y Granadilla de Abona aprobaron por unanimidad solicitar que el Hermano Pedro sea designado copatrón de las Islas Canarias. El Cabildo de Tenerife también se adhirió a esta petición.

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