El Señor de las Tribulaciones cumplió anoche con su tradicional procesión, al cumplirse 131 años desde que el Ayuntamiento de Santa Cruz acordara en pleno, y a instancias del entonces cura ecónomo de la parroquia de San Francisco, Santiago Beyro, que se cambiara el nombre de la calle de Oriente por el de Señor de las Tribulaciones y que se grabara su nombre con una reproducción fotográfica de la efigie.
En 1893, la ciudad vivió una epidemia de cólera que acabó con la vida de 382 personas, siendo esta zona de las más afectadas del municipio. La propagación de la pandemia se detuvo en este lugar poco después de que la imagen del Ecce Homo hubiera pasado, en rogativa, por las calles del barrio y, posteriormente, en acción de gracias, fuese llevada en procesión. Acto de fe que, desde entonces, acompaña al trono bajo una lluvia de pétalos que lanzan los vecinos desde los balcones, así como sobre las alfombras de flores que cubren su magno recorrido.

Aromas florales, envueltos en devoción, de los que este paso religioso se impregna cada año en su solemne comitiva, que partió desde la iglesia de San Francisco para continuar por las calles Villalba Hervás, Valentín Sanz, La Rosa (cuyas obras obligaron a que no cruzara por el colegio de Las Salesianas), Santa Rosalía, Santiago, San Francisco Javier, San Miguel y Señor de las Tribulaciones, donde terminaba la oración y la ofrenda, el paso regresó a la parroquia.
La procesión transcurrió en un ambiente de aplausos, vítores y emociones contenidas, máxime tras lo vivido el pasado año, cuando el trono no pudo salir en procesión en dos ocasiones debido a la lluvia y el viento, necesitándose de un permiso extraordinario del obispo Nivariense para poder cumplir, días más tarde, su cometido en la Semana Santa capitalina.
Procesión que, además, acabó a hombros tras romperse el eje de la dirección del trono.
Asimismo, el distrito Centro-Ifara ha impulsado acciones paralelas en honor al Señor de Santa Cruz, y el pasado día 10 realizó una dinamización teatralizada sobre la epidemia de 1893 y el Señor de las Tribulaciones, desde un punto de vista histórico, que se representó entre las plazas de San Francisco y la de La Candelaria.