A las 13.00 horas de la mañana, entre abanicos, un calor sofocante y la mirada inmóvil de más de una veintena de retratos de exalcaldes presidiendo la sala, Carmen Luisa Castro recogía el bastón de mando del Ayuntamiento de Güímar.
Lo hacía tras prosperar la moción de censura que encabezó como portavoz del Partido Popular (PP), respaldada por Carlos Llarena, único edil de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-BC), y dos concejales díscolos que secundaban esta censura desde el PSOE, José Miguel Hernández y Patricia Encinoso.
Los 12 votos favorables superaron por uno la mayoría absoluta, frente a los 9 que retuvo el hasta ahora alcalde, el nacionalista Gustavo Pérez (Coalición Canaria, CC), apoyado por su grupo, un edil de Unidas se Puede (USP) y tres socialistas, en estos momentos.
“Es usted la alcaldesa legítima de Güímar y estoy convencido de su madurez política. Siempre estaré atento a su gestión”, declaró Carlos Llarena, concejal de Nueva Canarias, tras la aprobación de la censura, definiendo este nuevo mandato como “un viaje con otro capitán y otra tripulación”.
La sesión, agolpada por varias centenas de vecinos y vecinas y no exenta de tensión, estuvo presidida por la Mesa de Edad, con Haridian Martín (CC) como secretaria y Francisco Hernández Armas (PP) como presidente, quien entregó la vara a Castro entre aplausos de sus simpatizantes.
Los motivos
En el documento que justificó la moción se enumeraron los reproches al hasta ayer regidor: la prórroga de presupuestos, sobrecostes en la obra del talud de Las Bajas (estimados en un millón de euros), retrasos en proyectos, crisis en la Policía Local que afectaron a fiestas populares, paralización de la empresa municipal de recogida de basura y supuesta falta de liderazgo. Según la portavoz popular, Raquel Díaz Castro, “los dos concejales que formaban parte del grupo de gobierno han manifestado su hartazgo y voluntad de desvincularse de una forma de liderar basada en la improvisación y la pelea entre áreas”, llegando a afirmar que “hay concejales que no se hablan”.
Díaz definió la moción como un acto de “higiene política” y un “nuevo comienzo”, defendiendo que “Güímar no puede seguir así. No solo vale con señalar los problemas, también hay que proponer un cambio: Carmen Luisa Castro”. Añadió que la nueva alcaldesa “vuelve más preparada, con más consenso y encauzará a Güímar”.
Gustavo Pérez, visiblemente sereno, recordó que la moción es “una herramienta legal” pero calificó los argumentos en su contra como “sin base”. Reivindicó que su equipo “ha demostrado ser un grupo unido y maduro” y subrayó que “esta moción no nos va a quitar las ganas e ilusión de trabajar por Güímar”.
Por su parte, Llarena justificó su firma en esta censura dado lo que denunció como “poca colaboración desde el grupo de gobierno”, así como la vulneración de su derecho a conocer expedientes y la exclusión de actos oficiales. Reconoció que lo ha “pasado mal” por el “acoso constante” y afirmó: “No seré cómplice de intereses partidistas a espaldas de los güimareros. Mi compromiso es con ustedes”.
Por su parte, el ex alcalde de Güímar y portavoz socialista, Airam Puerta, calificó la jornada como un “día desconcertante” y “anómalo”. En un alegato cargado de reproches hacia los dos concejales díscolos y antes de la votacion, les instó: “Paren esto, mírense adentro y recuerden los buenos momentos que hemos vivido”.
Una vez efectuada la censura, se mostró aún más contundente: “Qué desolación más grande”, lamentó. “Hay que evitar ciertas etiquetas en la vida. Se han traicionado a sí mismos y, peor aún, a quienes los pusieron en ese sillón, reventando cualquier valor que un político debería tener. Presento mi más profundo lamento a los votantes y pido que el partido proceda a su expulsión: tránsfugas, con todas las de la ley”, calificó.
La votación, nominal y en orden alfabético, se cerró con 12 “síes” y 9 “noes”. La moción quedó aprobada, y Carmen Luisa Castro asumió nuevamente la alcaldía que ya ocupó en el pasado, prometiendo “un nuevo comienzo” para el municipio.
Un cambio gestado desde hace meses
Como DIARIO DE AVISOS confirmó en mayo, la negociación para la censura comenzó hace más de un año, con contactos intermitentes entre PP y los concejales hoy incorporados a su bloque, además del entendimiento y buen hacer de Carlos Llarena.
En el caso de Hernández y Encinoso, concejales calificados como tránsfugas por su formación, sus salidas del comité local socialista y su distanciamiento con Airam Puerta habrían acelerado el acercamiento a la popular, sellando de esta forma dicho documento.







