Más guapa que nunca, la Virgen de Candelaria hizo ayer su majestuosa entrada en Santa Cruz de Tenerife acompañada por más de 100.000 peregrinos, devotos y noveleros que arroparon a la imagen en su largo camino hasta la capital. En su sexta visita a la ciudad, dentro del recorrido que cada siete años alterna entre el municipio chicharrero y el de La Laguna, en cumplimiento del acuerdo establecido en 2001 por el entonces obispo Felipe Fernández, la Morenita extendió su manto manto verde, el cual llevaba una pequeña ancla sobre el traje de brocado color naranja, símbolo de la alegría, por la senda fijada para la histórica peregrinación de la imagen.
Portando diferentes elementos de platería como coronas, la candela y el rostrillo y las medallas institucionales que exige el protocolo: la del Cabildo, la de Santa Cruz, que también lleva el Niño, y la de Candelaria que pende de su cinturón, la Virgen peregrina fue dejando su estela de luz y de esperanza a su paso por cada uno de los municipios en los que se adentró durante el largo trayecto hasta la capital que duró más de 14 horas. Un camino plagado de lágrimas, vítores, música, flores y aplausos que conformaron una demostración al unísono de fe, devoción, ilusión y esperanza.
La imagen partió pasadas las siete de la mañana desde la Basílica de Candelaria, donde tras la Eucaristía de Peregrinos, la Patrona de Canarias inició su recorrido hacia la capital, acompañada por el obispo Nivariense, Eloy Santiago, y cientos de devotos que se sumaron a esta peregrinación desde el municipio candelariero.
Monseñor Santiago dijo que acoger a la Virgen de Candelaria en esta visita enmarcada en el Año Jubilar, es “una invitación a recuperar la esperanza en la vida, a no dejarnos llevar por la desesperanza o el desánimo a pesar de la difícil situación que vive nuestro mundo y nuestro pueblo tinerfeño o en la que podemos encontrarnos nosotros personalmente. María nos invita a levantar la mirada hacia el futuro, a descubrir que siempre hay motivos para la esperanza, porque la verdadera Esperanza, con mayúscula, es Jesucristo, su Hijo, la esperanza que no defrauda”.
Al llegar a Barranco Hondo se realizó el acto de despedida por parte del municipio de Candelaria, donde Besay Pérez cantó un emotivo Ave María para dar paso a la alcaldesa, Mari Brito, que pronunció una emotiva alocución para despedir a la Virgen de su localidad y realizar el intercambio de los bastones de mando, tras entrar la imagen en el municipio del Rosario donde su alcalde, Escolástico Gil, la esperaba. Como hiciera hace siete años, el pueblo la volvió a recibir con los brazos abiertos en su primera parada tras después de salir de la Villa Mariana. En este punto, la Virgen prosiguió el trayecto hasta el cruce de Llano Blanco, donde se dio la bienvenida rosariera oficial a la Morenita.
En el acto celebrado en el cruce de caminos de Llano Blanco, el primer edil, acompañado por el obispo Nivariense, Eloy Santiago, y por el delegado episcopal de la visita de la Virgen José Manuel Yanes, destacó la importancia cultural de María, más allá de la fe, puesto que “para cada uno de los que estamos aquí la Morenita representa una historia, una anécdota o una vivencia singular .Son actos que nos evocan los recuerdos de una tradición transmitida, con respeto, de padres a hijos, durante siglos, y que nos unen como pueblo”, subrayó Gil.
Desde Tabaiba Alta, Chaxiraxi prosiguió su ruta hasta llegar a El Humilladero, en el Suroeste de Santa Cruz, donde la esperaba el alcalde capitalino, José Manuel Bermúdez, quien dio la bienvenida oficial a la Virgen, destacando que “Santa Cruz abre su corazón a su Alcaldesa Honoraria, por lo que es un honor recibirla de nuevo entre nosotros, símbolo de fe, unión y esperanza para todos los canarios”.
El regidor subrayó además el significado histórico de esta visita, pues recordó que la primera visita de la Virgen a Santa Cruz fue hace 86 años. Por ello, puso en valor que “la Patrona vuelve a su casa, a una ciudad que la venera con orgullo y que ha preparado cada rincón para recibirla con respeto, devoción y alegría”.
Tras el acto de bienvenida y las ofrendas de los vecinos en la zona de El Humilladero y El Chorrillo, la Virgen continuó su recorrido hacia Taco, donde la esperaba el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez.
Un nuevo intercambio de bastones de mando, intercalados con cohetes, parrandas y gritos de ¡Viva la Virgen de Candelaria! acompañaron a la Morenita hasta la siguiente parada, la más emotiva, que tuvo lugar en el interior del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, donde la esperaban cientos de pacientes y sus familiares, junto al personal sanitario, mientras que numerosos vecinos de Ofra se agolpaban a las puertas del recinto sanitario para aplaudir a la imagen más venerada.
Paradas emotivas
La entrada de la Virgen en el Hospital que lleva su nombre se prolongó durante casi tres horas, ya que la comitiva de peregrinos y autoridades civiles y eclesiásticas llegó con cierto retraso y, además, en este lugar se procedió al cambio del manto de la imagen.
Cerca de las 16.30 horas, la Morenita salía del centro sanitario en dirección a Los Gladiolos, que se convirtió en otro de los momentos más emotivos de esta visita de la Virgen de Candelaria. Allí, Paul, Ousmane y Abibo, tres jóvenes migrantes, relataron cómo fue su travesía hasta llegar a tierras canarias y la ayuda que encontraron en la Fundación Canaria el Buen Samaritano. Asimismo, compartieron sus sueños y deseos para que nadie tenga que migrar de forma forzada. “En este día de tu visita a Santa Cruz, que haces un alto en nuestro barrio, te sentimos entre nosotros y no solo queremos ofrecerte flores y canciones, te traemos también nuestro clamor de migrantes caminantes sin rumbo de desiertos y mares”, relataron.
“Tú que conoces el dolor de una madre, escucha el grito silencioso de tantos hijos e hijas que se lanzan al mar buscando esperanza, huyendo del hambre, de la guerra o del olvido.”, añadieron los migrantes.
Desde Los Gladiolos y envuelta en una marea de color verde, camisetas oficiales para identificar a los 1.300 voluntarios de la visita, dio comienzo la solemne procesión de la imagen por las principales calles de la ciudad. Acompañada por las autoridades insulares y municipales, la imagen prosiguió con su recorrido hacia la plaza de España junto a una gran comitiva de peregrinos y cientos de personas que esperaban su paso desde las aceras. Un camino procesional, engalanado por balcones con banderas y flores, donde la Morenita llevó a cabo una nueva parada, esta vez ante la sede de la Capitanía General de Canarias, en la plaza de Weyler, para un siguiente cambio de manto.
El acto central de bienvenida de la Virgen de Candelaria tuvo lugar en la plaza de España, donde pasadas las 20.45 horas, y con la presencia del obispo, Eloy Santiago; el alcalde, José Manuel Bermúdez; la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, y representantes del Gobierno de Canarias y la Diócesis Nivariense, la imagen fue recibida, oficialmente, por la capital ante más de 40.000 personas. Allí, el coro de La Orotava interpretó el himno del Año Jubileo, tras lo que el obispo pronunció el salmo episcopal, en el que alabó las bondades de María, Candela de Esperanza, para ofrecer, posteriormente, la misa ante los asistentes.
Tras finalizar el evento, la imagen fue trasladada, de nuevo en procesión, hasta la Iglesia de Nuestra Señora de La Concepción, donde permanecerá hasta el 24 de octubre. Durante su estancia en Santa Cruz, la Virgen visitará distintos templos y espacios de la capital, hasta que emprenda su camino de regreso hacia Candelaria, nuevamente acompañada por miles de peregrinos.
⛪⛪ Tras la celebración en la plaza de España, la imagen de la Virgen de Candelaria fue trasladada en procesión hasta la Iglesia de Nuestra Señora de La Concepción de Santa Cruz de Tenerife, donde permanecerá hasta el 24 de octubre.
— Diario de Avisos (@diariodeavisos) October 11, 2025
📹 Fran Pallero pic.twitter.com/HHCLUxWL4j
Cuando la Morenita regrese a la Villa Mariana, el próximo 25 de octubre, Santa Cruz tendrá que esperar 18 años más para volverla a recibir en un acto de fe y de emotividad.
Esta nueva visita queda marcada en la historia reciente de Tenerife como un acontecimiento de fe, emoción y unidad y, vuelve a poner de manifiesto, la devoción centenaria del pueblo canario hacia su Patrona.
Según Fray Alonso de Espinosa, (1526) la imagen de la Virgen de Candelaria se apareció a los guanches en 1432, a orilla del mar, en el menceyato de Güímar.
Asustados, acudieron a contárselo al Mencey Acaymo. Pero la imagen desaparecería en la mar, el 6 de noviembre de 1826, tras una tormenta que asoló la isla y en la que murieron 253 personas y desaparecieron 600 casas.
La Virgen fue traída por primera vez a La Laguna, en 1554, para protegerla de unos corsarios franceses que amenazaban las costas de Candelaria. La entronizaron en el Convento de Santo Domingo, ya que esta Orden religiosa se encargaba del santuario desde 1530. Como habían pasado 5 meses, y la imagen no regresaba a Candelaria, la víspera del 2 de febrero -su festividad- amaneció en su altar, lo que sería considerado como un milagro por la Santa Inquisición, exculpando a los frailes y vecinos de que la habían sustraído durante la noche.
Luego se traería a La Laguna en 36 ocasiones más, para rogarle que lloviese, impedir los ataques de piratas y corsarios, erradicar epidemias o evitar las plagas de langostas, además de proteger a la isla de la erupción del volcán Arenas Negras (Trevejo) que afectó a Garachico en 1706, durante 58 días, permaneciendo 5 meses en el convento lagunero de Santo Domingo).
La primera visita de la Virgen a Santa Cruz fue hace 86 años
El primer traslado de la Virgen de Candelaria a Santa Cruz fue en 1939, cuando el Ayuntamiento solicita al obispo y al superior de los Dominicos de Candelaria que permitieran la peregrinación en agradecimiento al final de la Guerra Civil. El Cabildo tuvo que autorizar el paso de la imagen por las carreteras hasta que llegó a la ciudad. La comitiva salió de Candelaria acompañada de las autoridades civiles y militares de la provincia y escoltada por 16 guanches y las cruces parroquiales de Güímar y Candelaria. Al llegar a Santa Cruz, en la confluencia de las avenidas de las Asuncionistas y de Bélgica, la esperaba el alcalde, junto a maceros y el Pendón de la ciudad. Desde allí fue trasladada hasta la plaza de la Constitución, hoy La Candelaria, precedida por señoritas, ataviadas con mantilla y otras con traje, velo blanco y banda azul.


































