empresas y marcas

Un atardecer de película desde El Teide

La empresa Volcano Teide permite vivir la maravillosa experiencia de observar la puesta del sol desde el pico más alto de España
Los múltiples colores de la puesta de sol en el pico más alto de España forman parte de un espectáculo difícil de olvidar para la retina. Sergio Méndez

Rojos, naranjas, azules, amarillos, lilas, marrones y negros, la complejidad y diversidad cromática que se puede encontrar al atardecer desde el Teide es enorme. Una experiencia única que la empresa Volcano Teide hace posible con una de sus actividades: observar la puesta del sol desde el pico más alto de España y que DIARIO DE AVISOS pudo disfrutar el martes.

Antes de comenzar, se dividió a los participantes en tres grupos según el idioma: inglés, alemán y español. Raquel, la guía de este último, recomendó no salirse nunca del sendero, y subrayó la importancia de la conservación en un sitio muy frágil y de gran valor natural, al que definió como “un museo geológico al aire libre”, que requiere no tirar basura y dejar las piedras en el lugar en el que se encuentran. Lo mismo con la vegetación y los animales, en caso de cruzarse con alguno.

La actividad comenzó a las 18.30 horas con la subida hasta la estación superior del Teleférico, a 3.555 metros de altura, un viaje de ocho minutos, que apenas se sintieron pese a la velocidad que alcanza el funicular, perceptible cuando atraviesa las cuatro torres porque realiza un pequeño vaivén. En el trayecto se pudieron observar las erupciones de Fasnia, originadas a principios del siglo XVIII, o el Observatorio de Izaña.

Las buenas condiciones meteorológicas de ese día confirmaron la descripción realizada por la escritora británica Olivia Stone en su libro Tenerife y los seis satélites, ya que se pudo ver con claridad desde el gigante de las alturas, las islas de Gran Canaria, La Gomera, por detrás de ésta El Hierro y La Palma. Lanzarote y Fuerteventura suelen ser más difíciles de distinguir por su ubicación geográfica, y suelen confundirse con algunos picos de la primera.

Pero también se pudo ver algo excepcional: los gases volcánicos saliendo por las fumarolas en las laderas. “Hoy el Teide nos está diciendo que está vivo, que está activo”, sostuvo Raquel, quien a posteriori explicó con claridad el origen de las erupciones volcánicas en Tenerife.

La última estación del Teleférico se encuentra ubicada junto al mirador de la Rambleta, orientada hacia el sur, y por ello fue necesario hacer un cuarto de vuelta caminando para quedar mirando hacia el oeste, que es el punto cardinal por donde cae el sol en el horizonte.

Así, hubo que recorrer uno de los tres senderos que suben al pico del Teide, el del mirador de Pico Viejo, señalizado con el número 12. En sentido ida se va cuesta abajo y es más sencillo, porque ayuda la iluminación natural, pero a la vuelta apenas queda un poco de luz residual y la mayor parte del camino es ascendente. Para quienes no querían caminar mucho dado que además había que regresar antes de que oscureciera del todo, porque el Teleférico no opera de noche, los guías ofrecieron dos opciones: llegar hasta el citado mirador o quedarse 200 metros antes, en un punto intermedio desde el cual también hay una buena perspectiva, y desde donde todos disfrutaron al final de un atardecer de película.

Cuando Olivia Stone subió por primera vez al pico del Teide, en septiembre de 1883, dijo que ver allí el amanecer era “uno de los logros más sublimes de la naturaleza, donde todos sus vastos recursos se unen para ofrecer un efecto grandioso y supremo”. Le faltó ver la puesta de sol y la aparición de las primeras estrellas, un espectáculo también difícil de olvidar para la retina.

TE PUEDE INTERESAR