el tanque

Un moderno viaje al mundo rural

El Ecomuseo permite conocer a través de las nuevas tecnologías la vida de los vecinos del caserío de los Partidos de Franquis de Abajo
Visita al Ecomuseo de El Tanque, en Tenerife / Foto: Fran Pallero
Visita al Ecomuseo de El Tanque, en Tenerife / Foto: Fran Pallero

Imaginarse como era la vida en un caserío en el que vivían varias familias, su relación con el medio rural y las actividades que realizaban a diario, como la siembra del trigo, el cultivo de la papa, la importancia de los animales, el papel que tenía la mujer en los años 50 del pasado siglo, o cómo era un día cualquiera en el campo, puede resultar más sencillo y ameno con la ayuda de las nuevas tecnologías.

Así ocurre en el Ecomuseo de El Tanque, inaugurado el 22 de diciembre de 2018 tras 20 años de espera, en el que se puede conocer cómo era la vida de los vecinos del caserío de los Partidos de Franquis de Abajo. El edificio data de finales del siglo XVII y principios del XVIII y se ha intentado reconstruir de la misma forma en la que estaba en la antigüedad, y en el que se preservan sus tres eras.

Lo cierto es que a pesar del retraso, vecinos y visitantes pueden disfrutar desde hace tres semanas de un moderno viaje por el mundo rural a través de videorecreaciones, gafas de realidad virtual, campanas de sonido con pantalla táctil, y proyecciones con testimonios de los hombres y mujeres que vivieron y trabajaron en el lugar.

El Ecomuseo es la última gran obra pendiente del Consorcio de la Isla Baja, constituído en los años 90 del pasado siglo para dinamizar la economía de una de las comarcas más pobres de Tenerife, conformada por cuatro municipios. Así, en 2003 se abrió el campo de golf de Buenavista del Norte, se mejoró la costa de Los Silos y se habilitó la variante. Hubo que esperar hasta 2012 para la inauguración del puerto deportivo de Garachico y finalmente, seis años después, le llegó el turno a El Tanque.

DIARIO DE AVISOS conoció la instalación de la mano de un acompañante de lujo: el presidente del citado consorcio, Lorenzo Dorta, quien sabe a la perfección cada uno de los detalles de un proyecto que vio nacer, desarrollarse, crecer, y del que se siente orgulloso por todos los obstáculos que logró superar.

El primero de ellos, la adquisición de los terrenos, dado que muchas familias vivían en Venezuela y Cuba, hubo propietarios que fallecieron en esos países durante el proceso, y había que hacer las comparecencias con los herederos. El segundo fue el desvío del barranco y el de la carretera para poder construir el aparcamiento, y por último, la instalación eléctrica.

Para disfrutar de la visita al conjunto museístico se requiere la misma calma con la que se vivía en el mundo rural de entonces. Es indispensable tener tiempo para sentarse a ver las imágenes, oír los testimonios de los protagonistas, y recorrer cada unas de las once salas, todas ellas con sus pantallas explicativas en tres idiomas, proyecciones, y en algunos casos, un sistema de audio que reproduce sonidos de antes ambientando la estancia.

La primera que uno se encuentra al acceder al recinto está dedicada al contexto histórico del Partido de Abajo, para situar al visitante en el lugar en el que se encuentra, con imágenes antiguas del caserío.

La segunda es la cocina, con elementos propios del cereal, como un tostador, un molino de mano con su mueble, la quesera o un granero de tea, a la que le sigue un espacio que tiene como protagonista al hombre y el medio. Así, se puede ver a través de vídeos explicativos cómo era el día a día, los cultivos que realizaban y los animales que los ayudaban en las tareas. El Tanque ha sido un municipio eminentemente agrícola, con una de las mayores producciones de cereales en las islas, que fue la base del alimento en el pasado de gran parte de la población.

La cuarta y quinta sala están relacionadas con todo lo que concierne a la trilla, una costumbre muy arraigada históricamente en muchos lugares de Tenerife, especialmente en el municipio, donde tuvo lugar la primera Trilla de Canarias. Por eso, desde 1995 cada mes de julio se celebra el día de La Trilla Tradicional Canaria, una actividad de rescate etnográfico. Allí se puede experimentar la sensación de estar en una era gracias a unas gafas en realidad virtual, o subirse a una trilla, que atraen especialmente la atención de los más pequeños.

En este último caso, hay un trillo delante de una pantalla con un mango, al que la persona se sujeta cuando se coloca sobre él. El propio mango acciona un video en el que se simula estar sobre un trillo mientras se desarrolla la actividad.

Le sigue un espacio dedicado a la parte más humana del caserío, donde se pueden ver y escuchar testimonios de la vida en el lugar en boca de sus protagonistas, quienes participaron con sus vivencias y recuerdos en la puesta en marcha del Ecomuseo. La sala continua está dedicada a la mujer, al papel que cumplió y las tareas que desempeñaba en el campo, mientras que otra incluye la explicación sobre el desarrollo del proyecto del recinto museístico, y la última, resalta la riqueza natural y paisajística que tiene el entorno del caserío, enmarcado en el Parque Rural de Teno, como las charcas de Erjos.

Al finalizar la visita hay una venta antigua, perfectamente recreada con mobiliario y materiales de la época.

El Ecomuseo de El Tanque es único en sus características, con una propuesta innovadora, creativa y moderna, para viajar mejor a un mundo -el rural- que en la actualidad puede resultar complejo de entender, pero que a su vez, sirve de atractivo cultural, pedagógico, y turístico.

Homenaje

El Ecomuseo es un homenaje a los hombres y mujeres que supieron adaptarse a las dificultades económicas y sociales que les tocó vivir, algunos de los cuales participaron en la puesta en marcha del proyecto, recordando sus vivencias que se reproducen en los videos a los que el visitante tiene acceso. El caserío, que se puede visitar de martes a domingo de 10.30 a 17.30 horas de forma gratuita, estuvo habitado hasta 1965 aproximadamente cuando se produjo un éxodo poblacional de El Tanque, un municipio eminentemente agrícola, motivado por el trabajo asalariado en otras actividades como la tala de pinos, o la construcción de carreteras.

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