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Veinte vecinos salen corriendo y con lo puesto tras temblar un edificio en El Fraile

Quince personas permanecen alojadas en el polideportivo del barrio a la espera, el lunes, del peritaje del seguro de la finca por los daños por grietas y humedades que obligaron la madrugada del sábado a un desalojo forzoso
Los vecinos desalojados fueron reubicados en el pabellón de Los Cristianos| DA

Quince de los veinte residentes del edificio del número 12 de la calle Fuerteventura, en el barrio de El Fraile, en Arona, durmieron por segunda noche en el polideportivo Villa Isabel, a la espera que el lunes aparezca el perito de la aseguradora Santa Lucía para que se haga cargo del realojo de los vecinos afectados, tras ser desalojado, en la madrugada del viernes al sábado, el edificio por grietas y humedades en el garaje, tras el aviso dado a medianoche a la Policía Local por parte de un vecino del tercer piso: “el edificio está temblando”, comentó en su llamada, recordando, según él, un episodio ya vivido con anterioridad.

Los técnicos municipales se acercaron con celeridad al edificio y sobre la una de la mañana determinaron el inmediato desalojo de todas las viviendas ocupadas, tras comprobar que las columnas del garaje estaban agrietadas y alguna tubería rota estaba humedeciendo las paredes.
Los Servicios de Urbanismo y Emergencias de Arona, tras una primera visita ocular, observaron daños estructurales y filtración de agua, por lo que por razones de seguridad, se procedió al desalojo del inmueble, realizando el perimetraje y el correspondiente precinto del edificio, que solo fue levantado al mediodía de ayer para que los residentes en el mismo pudieran acercarse a sus casas y recoger algunos enseres, al menos aquellos para asearse, tras salir con lo puesto en plena madrugada del sábado y con el miedo en el cuerpo, algunos esperando lo peor “al ver como temblaba el edificio”, gritaban los más pesimistas, mientras hubo algunos, como los más pequeños o alguna señora mayor, “a mi tuvieron que avisarme, porque no me enteré de nada”, decía un joven mientras jugaba con el móvil ayer tarde con otros dos pequeños en una de las literas instaladas en el pabellón de deportes de El Fraile.

Tuvo que ser de gran tamaño esas grietas para que los técnicos determinaran, sin espera, el inmediato desalojo, tanto que casi todos los vecinos salieron corriendo y con lo puesto de sus viviendas, como reconoció María del Pilar Rosell, una de las afectadas, que no durmió en el polideportivo por no desprenderse de su perro.

Durante todo el día de ayer, los responsables políticos -allí estaban el alcalde, José Julián Mena y los concejales David Pérez, Francisco Marichal y Elena Cabello- y los técnicos del Ayuntamiento de Arona estuvieron pendientes de la llegada del perito de la empresa se seguros de la finca (Santa Lucía), pero finalmente hasta el lunes no será cuando se realice por parte de la aseguradora el peritaje oportuno, para determinar el alcance de los daños y hacerse cargo de los gastos del realojo de los propietarios del que ahora se encargan el Ayuntamiento y en algunos casos los familiares de los desalojados. Y es que al tratarse de una finca privada será el técnico contratado por los propietarios o facilitado por el seguro quien valore la estructura del edificio y determine la actuación que se llevará a cabo para garantizar la seguridad del bloque, aunque siempre bajo la supervisión y última palabra de los técnicos municipales que determinaron el desalojo forzoso.

El concejal de Comunicación, David Pérez, informó a primera hora de la mañana que “la situación esta con el desalojo del edificio es que 5 de las 20 personas que anoche (viernes) tuvieron que pernoctar en el pabellón de El Fraile se encuentran reubicadas en casas de familiares y amigos”, asegurando que “la presidenta de la Comunidad está llevando a cabo las gestiones pertinentes con el seguro del inmueble para se pueda valorar con un perito de la compañía, la situación de la estructura del edificio, y de esta forma poder hacerse cargo del realojo de los residentes.” Además el edil añadió que “por parte del ayuntamiento de Arona se está prestando todo el apoyo y asesoramiento posible. En este sentido solo cabe esperar, tratándose de una finca privada, que el perito determine cuáles van a ser los tiempos y cuáles serán las acciones oportunas”. Ya avanzado el día, el propio David Pérez lamentaba el retraso de la compañía aseguradora en realizar el peritaje: “El trámite con la aseguradora está siendo bastante lento para la situación con la que nos encontramos. La empresa aseguradora no analizará la estructura del edificio hasta el lunes, lo que significa que de momento las familias tendrán que continuar en el pabellón municipal, ya que tampoco se les ha ofrecido alternativa de vivienda”, añadiendo que “por parte del Ayuntamiento de Arona continuaremos prestando todo el apoyo y asesoramiento necesario para las 15 familias que continúan aquí”.

Ni David Pérez ni el alcalde José Julián Mena, quisieron aventurarse a dar una fecha para la vuelta de los vecinos a sus casas, pero utilizando como referente el último episodio en el municipio, en un garaje de un edificio en Valle San Lorenzo, se atrevieron a calcular que “en una semana pueden que estén de regreso”. Mientras tanto el edificio de diez viviendas -nueve de las cuáles estaban habitadas- permanecerá precintado al menos hasta mañana en que el perito de Santa Lucía y los técnicos municipales valoren los daños de un edificio de 35 años, de los más viejos en la principal arteria de El Fraile, la calle Fuerteventura, conmocionada de nuevo, aunque en este ocasión no por un crimen, como alguien sugirió tras ver el precinto policial del edificio.

El último antecedente

Tras la tragedia del colapso del edificio José y Julián de Los Cristianos, donde fallecieron siete personas, el último antecedente de desalojo en Arona ocurrió en marzo de 2017, cuando hubo que clausurar el edificio Plaza en Valle San Lorenzo, de 14 viviendas, al observarse grietas en las columnas del garaje. Los vecinos pudieron volver a sus casas una semana después, tras ser apuntalado el edificio.

 

Los residentes tenían conocimiento de las grietas

María Pilar Rosell, que lleva cuatro años viviendo en el edificio, reconoció que “ya se hablaba de que había grietas en el sótano” y reconoció que “me despertó mi vecina a medianoche y todos salimos corriendo y con lo puesto y me fui a casa de un amigo, y no al polideportivo, por mi perro”, aunque reconoció que no tiene recursos ni familiares para un desalojo largo.

María Junquera, que ayer se fue a dormir a casa de sus hijos en Guarguacho, reconoció que “ahí atrás quedó en venir un perito a ver las grietas y las humedades, pero no sé lo que pasó que nunca apareció”, denunció quien lleva 12 años en el edificio, alertando que el vecino que avisó a la Policía Local sobre las once y media de la noche del viernes, desde el tercer piso, ya había notado en otras ocasiones los temblores del edificio.

 

 

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