medio ambiente

Hasta 770.000 litros de aguas residuales sin depurar de la Isla Baja acaban en el mar cada día

Grandes cantidades de líquido elemento acaban, sin recibir tratamiento de ningún tipo, en el medio marino o en el subsuelo, poniendo en riesgo la biodiversidad existente
Los 770.000 litros de aguas residuales sin depurar proceden de los tres municipios que conforman la comarca de la Isla Baja: Buenavista del Norte, Garachico y Los Silos. DA
Los 770.000 litros de aguas residuales sin depurar proceden de los tres municipios que conforman la comarca de la Isla Baja: Buenavista del Norte, Garachico y Los Silos. DA
Los 770.000 litros de aguas residuales sin depurar proceden de los tres municipios que conforman la comarca de la Isla Baja: Buenavista del Norte, Garachico y Los Silos. DA

Canarias es la región europea que mayor número de sanciones acumulas por el incumplimiento de la normativa sobre tratamiento de aguas residuales de procedencia urbana. Y en Tenerife hay un enclave que en lo relativo a este tipo de contaminación, emitida tanto al medio marino como al subsuelo, se lleva todos los récords. Según fuentes consultadas por DIARIO DE AVISOS, se calcula que cerca de 770.000 litros de aguas residuales sin depurar de los tres municipios que conforman la comarca de la Isla Baja (Buenavista del Norte, Garachico y Los Silos) acaban en el mar cada día, con las consecuencias que ello conlleva para el medio ambiente.

Se trata de una problemática que puede afectar a los ecosistemas costeros -que por lo general albergan una gran biodiversidad-, y sobre el que han puesto el acento en los últimos años las autoridades europeas, endureciendo el marco legal y apostando por nuevos modelos de tratamiento, encaminados a la reducción de los vertidos sin control. En este sentido, cabe recordar que una de las directrices marcadas desde Bruselas hace alusión a los sistemas de saneamiento que logran regenerar el agua para darle un segundo uso. Es decir, instalaciones en las que se filtran las impurezas, la carga contaminante, posibilitando que esa misma agua se emplee, por ejemplo, para el riego en el sector primario.

Y ese es, precisamente, el modelo por el que apuesta, en concordancia con las recomendaciones del club comunitario y por medio del departamento insular de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático -que dirige el socialista Javier Rodríguez Medina-, el Cabildo tinerfeño, a fin de prevenir una catástrofe medioambiental. Un procedimiento sobre el que ya han versado reuniones con los consistorios implicados en el referido vertido, y para cuya puesta en funcionamiento, en la zona en la que está previsto emplazar la futura depuradora, sería necesaria la suscripción de un acuerdo entre la institución insular y las corporaciones locales de Garachico y Los Silos. De este modo, la parte que acabaría en el mar sería tratada, y otra porción beneficiaría al campo.

De acuerdo con las previsiones dadas a conocer por la Corporación, la primera fase del proyecto consiste en la instalación de la conocida como Estación de Bombeo de Aguas Residuales (EBAR), cuya función principal es elevar el agua hasta la denominada Estación de Tratamiento y Bombeo de Aguas Residuales. Desde ese punto, se enviaría el líquido elemento ya tratado hasta el emisario submarino de Los Silos, conducto que hasta la fecha ha estado prácticamente en desuso -según las fuentes consultadas- por la falta de recursos que se encarguen de depurar esos residuos urbanos.

Pero esta acción no es sino una parte de la estrategia que la institución insular pretende llevar a término para dar respuesta a un problema medioambiental presente en otros puntos del territorio. En febrero del pasado año, el Cabildo firmaba un convenio con el Estado para la construcción de sistemas de saneamiento en cinco enclaves estratégicos de la Isla por valor de 170 millones de euros: Acentejo, Arona Este-San Miguel, Granadilla de Abona, Oeste (Santiago del Teide-Guía de Isora) y Valle de La Orotava.

En la otra parte de la balanza, frente a los planes del Cabildo, se situaría la propuesta de una plataforma vecinal que en su momento llegó a plantear que se radicaran en torno a la Isla Baja un total de 30 depuradoras como solución a los vertidos diarios; iniciativa que no convenció a las administraciones por su elevado coste económico, aparte de por la cantidad de terreno que sería ocupado por unas infraestructuras de tratamiento, que, a ojos de las autoridades, no serían rentables.

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