La próxima semana se cumplen tres meses desde que Natalia Hernández Martínez o simplemente Nati, tal y como la conocen en su entorno, fue vista por última vez en el Archipiélago. Lo último que se conoce de la mujer de 34 años es que se trasladó en avión desde Tenerife a La Palma el 24 de octubre de 2022 para desempeñar un nuevo empleo en el hotel situado en Fuencaliente.
Sin embargo, un equipaje abandonado en la cinta del aeropuerto y una inexplicable desaparición ante “su último recurso en un lugar que ofrecía tanto trabajo como alojamiento” encendió todas las alarmas de su familia y amigos.
La Guardia Civil confirmó hace unas semanas a DIARIO DE AVISOS que el caso estaba siendo investigado por el Equipo Territorial de Policía Judicial de Los Llanos de Aridane como una “desaparición voluntaria”, pero los allegados de Nati no cesan en su empeño de descartar rotundamente que se esfumase motu proprio: “Si quieres huir se lo dices a alguien cercano y nos ahorramos toda esta difusión en redes sociales y medios de comunicación, pero nos negamos a aceptar esta hipótesis porque ella había elegido en ese momento una muy buena oportunidad laboral”.
Su entorno más cercano solicita a las autoridades una investigación más exhaustiva, ya que, según indican, sus familiares solo recibieron una llamada por parte de la Guardia Civil para comunicar únicamente que esta se encontraba en paradero desconocido. “Ni siquiera contactaron cuando abrieron el equipaje para descartar posibles pistas; lo supimos gracias a la insistencia de una familiar, a la que explicaron que no había nada relevante, solo ropa”, sostienen.
Respecto a las imágenes captadas ese día en el aeropuerto de la Isla Bonita, los conocidos de Natalia desvelan por primera vez que existe una fotografía de baja calidad en la que “apenas se distingue si es ella porque lleva puesta la mascarilla”. Aunque la Guardia Civil asegura que sí es la desaparecida. El dato, cuando menos llamativo, es que su rastro finalmente se pierde en el exterior de las instalaciones porque, al parecer, “las cámaras de fuera no funcionaban”. Además, la última señal del móvil se localiza ese 24 de octubre en Tenerife: “Desde entonces, no hay nuevas localizaciones ni movimientos con la tarjeta”.
En noviembre se llevaron a cabo batidas en la localidad de Villa de Mazo, en las que participaron numerosos palmeros. “Los vecinos nos han ayudado bastante”, cuenta una de las amigas que organizó los rastreos, que a su vez insiste con la voz entrecortada en la importancia de seguir indagando. “Nati tiene un entorno muy preocupado que la está buscando”, agrega.
A día de hoy, continúan difundiendo su caso en redes sociales con el propósito de dar con alguien que haya podido coincidir con ella en el vuelo o los aeropuertos: “Si es así, por favor, pónganse en contacto con nosotras porque, aunque esperamos que los agentes hayan entrevistado a los pasajeros, lo desconocemos completamente”.
En paradero desconocido
La asociación SOS Desaparecidos mantiene activa la alerta. El cartel oficial indica que Natalia Hernández Martínez fue vista por última vez a finales de octubre en el municipio palmero de Villa de Mazo. La mujer mide 1,68 metros de altura y es de complexión delgada, ya que pesa unos 50 kilos. Tiene el pelo liso y rubio y los ojos azules. Lleva un tatuaje que le cubre desde el hombro derecho hasta la mitad de la espalda y un piercing en la nariz. El día de su desaparición vestía un pantalón y un abrigo oscuro y calzado deportivo de color rosa.
Desde la agrupación sin ánimo de lucro piden a todas aquellas personas que puedan aportar cualquier información se dirijan a los teléfonos 642 650 775 y 649 952 957 y al e-mail sosdesaparecidos@sosdesaparecidos.es.
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