La Asociación de Agentes Forestales y de Medioambiente de Canarias (Afmacan) ha celebrado la ampliación del paraje natural de Rasca, en Arona, aprobada el miércoles en el Parlamento de Canarias, considerando necesaria dicha ampliación y su protección, teniendo en cuenta que la zona que se ampliará un 80% es un territorio de alto valor ecológico y paisajístico, sensible a las alteraciones del hábitat y que está sujeto a un elevado uso público y a la presión demográfica.
Sin embargo, desde Afmacan se muestran contundentes a la hora de expresar que “si dicha declaración no conlleva un aumento de los recursos para su vigilancia y seguimiento, la protección de dicho espacio quedaría en papel mojado”.
Recuerda la asociación, algo que ha venido denunciando sin éxito colectivos ecologistas como la Fundación Telesforo Bravo, que en la actualidad solo cuatro agentes cubren un total de 19 espacios naturales protegidos de la Red Canaria en el sur de Tenerife, teniendo que cubrir, además, una extensa superficie de suelo rústico protegido y otros espacios declarados protegidos por normativa europea. Todos ellos sometidos a una enorme presión humana y turística.
“Como se puede adivinar, se hace imposible con estos recursos llevar a cabo una adecuada vigilancia y seguimiento ambiental de estos espacios protegidos, quedando los mismos expuestos a todo tipo de incidencias que no se pueden atender. A día de hoy la situación crítica de estos espacios, algunos tan emblemáticos y drásticamente deteriorados como La Caleta, en Adeje; Montaña Roja, en Granadilla, o el Malpaís de Güímar se hace imposible sin una vigilancia más dimensionada a las amenazas y la presión humana que soportan. La propia superficie actual del Malpaís de Rasca se encuentra sometida a una gran presión de actividades irregulares”, señala.
Los agentes de Medio Ambiente son funcionarios públicos que velan por la protección del territorio, con la condición de agentes de la autoridad para poder levantar actas de denuncia con presunción de veracidad en sus actuaciones, realizando la vigilancia y el seguimiento de los espacios naturales y los valores que éstos albergan.
“De nada sirve proteger en el papel si no se dotan los recursos necesarios para que dicha protección sea una realidad”, concluye la asociación.