David López (Gran Canaria, 1975) hace tebeos desde Séptimo y Octavo, lo que hoy equivale a Primero y Segundo de la ESO. Al principio, los escribía y dibujaba para su propio disfrute. “El primero que publiqué, cobrando por ello, fue en 1998”. Se refiere a Espiral (Ediciones La Cúpula), una comedia juvenil de cuatro números. Siguió entintando obras para el mercado español hasta que decidió hacer las maletas y marcharse a Estados Unidos, la cuna de los superhéroes. Allí ha trabajado para gigantes de la industria, como DC y Marvel. Pronto descubrieron que el canario, afincado en Zaragoza desde los tres años, reinterpreta los guiones de una forma especial, diferente al resto. Ahora, con la mesura que otorga la experiencia, celebra que le hayan nominado por segunda vez a los premios Eisner, conocidos como los “Oscar” de los cómics, por Moon Knight, black, white and blood. Hablamos sobre muchos temas en nuestra conversación telefónica, desde su carrera hasta el estado del sector en España, sin olvidarnos de la influencia de la Inteligencia Artificial en los procesos creativos.
“Cuando era crío había cómics por todas partes. Los leía en casa y en la biblioteca. De niño, los dibujos te gustan más que las letras. Yo lo entendí siempre como una forma digna de contar historias. Además, en mi época, yo nací en 1975, había una efervescencia de tebeos más adultos que contaban otras cosas de las que se habían contado hasta entonces, que eran más para niños y entretenimiento”.
“Tengo recuerdos de hacer cómics para mí en Séptimo y Octavo. El primero que publiqué, cobrando por ello, fue Espiral (La Cúpula), en 1998. Antes había estado en un fanzine en Zaragoza, porque siempre he vivido allí, que se llamaba “451º”. Sacábamos un tebeo con dinerito de la diputación”.
“A los 14 años, la madre de un amigo me llevó al estudio de unos dibujantes. Allí estaban Luis Royo e Isidro Ferrer, que son ilustradores reputados y trabajaban a primer nivel. Vendían sus dibujos a todo el mundo. Dije: “Esto es lo que quiero para mí”. Estar con amigos en lugar de jefes, hablar de tus cosas, hacer un trabajo bonito… Ya en la adolescencia sabía lo que quería hacer con mi vida”.
-¿Cómo se enfrenta a una página en blanco?“La página nunca está en blanco. Es un recipiente donde echas lo que llevas. Es más un alivio que otra cosa. Un nuevo principio. Una oportunidad de hacer lo que puedo. Y como es algo que me encanta y la vida que quiero tener, es una fiesta. Además, cuando ya lo has hecho, vienes con una inercia y es como un reto”.
-Y cuando ya lo ha hecho…“A mí me da satisfacción, pero prefiero no volver a verlo durante un tiempo, porque cuando entregas algo y lo ves publicado en papel ves todos los fallos de golpe. Cuando pasan los años lo adoras. Es una relación bonita, de reencontrarte, siempre con cariño”.
“Creo que las cosas que te gustan son las que te marcan. A mí me gusta el costumbrismo, la comedia, la comedia romántica… Lo que se me da bien, y lo que más me piden, es contar la parte emocional del personaje. Que sean expresivos, naturalistas… Si me pones una batalla de 200 superhéroes, me has matado. Cuando trabajo para editoriales extranjeras son profesionales y saben a quien poner para cada proyecto. Por ejemplo: en la Capitana Marvel que hice era muy importante mostrar su faceta más humana”.
-En 2001 da el salto a Estados Unidos, la cuna de los superhéroes, donde ha trabajado para DC Cómics y Marvel. ¿Cómo fue?“Conocía a un chico de Galicia que había empezado a trabajar como agente de artistas para Estados Unidos y ahí nos metimos. Al final es como todo: si trabajas mucho, tienes toda la intención, no te engañas a ti mismo y no paras cuando te dicen que no la primera vez, llegas. Además, coincidió con que mi perfil de autor no es el que más abunda en la industria. Yo venía de hacer historias de corte romántico moderno y, entonces, mi portafolio era muy diferente al resto. Había una editora en Estados Unidos que estaba buscando justamente lo mío y eso me abrió las puertas. A partir de ahí, una vez metes la patita, el resto es bueno”.
“Hace que tu trabajo sea más fácil y tienes la posibilidad y responsabilidad de hacer algo bueno. Viendo el trabajo de los demás, también aprendes también trucos sobre escritura. Antes tenía mi carrera en España como autor que escribía sus propios guiones. Otra cosa que vi, que no tiene tanto que ver con la escritura, pero sí con la profesionalidad, es que un buen guionista te va a dejar trabajar. Cuanto mejor es, cuanto más profesional, más sabe que el cómic es un trabajo en equipo. De hecho, me costó bastante aprender eso, porque tú vienes de hacer lo que te digan, y estás dejando una parte importante del trabajo del dibujante a sueldo, que es interpretar lo que dice el guion. Si haces al pie de la letra lo que te ponen, tú no estás aportando nada. Al fin y al cabo, el guionista sabe escribir pero no dibujar”.
-Esta es su segunda nominación a un premio Eisner tras la de 2011 por Mystic. ¿Qué significa para usted volver a aspirar al galardón, esta vez por Moon Knight, black, white and blood?“Mi tipo de obra no es de la que recibe premios normalmente. Veo muy poco probable que nos lo den a nosotros. Claro que en el fondo quiero ganarlo, pero no me supone un problema no conseguirlo. Solo con estar en las listas… Me sentó muy bien porque no me lo esperaba para nada. Me alegró la semana”.
“Es una cosa que llega de Marvel. Yo me he desligado un poco de hacer trabajo de interiores. Últimamente hago más portadas. De vez en cuando, si el encargo me gusta, lo cojo. Era una cosa que era cortita, que no me suponía demasiado tiempo de trabajo y me permitía acercarme a lo que siempre me ha gustado. Además, cada vez que hago historias, sobre todo cortas, me propongo algún reto técnico. En esta, por ejemplo, he sido yo el que ha puesto los rojos”.
–¿Se puede vivir de la creación de cómics?“Sí, pero no en España. El sector es muy precario y, además, las editoriales con músculo empresarial no invierten en material propio. Hay autores a los que les va bien el mercado nacional y se pueden mantener, pero, principalmente, tienes que vender tus tebeos en todo el mundo para que te salga a cuenta”.
–¿Qué opinión tiene de la creación de obras con Inteligencia Artificial?“Para que la IA funcione necesita que le metas dibujos de seres humanos que no han sido informados ni han dado su consentimiento. Es como si cojo una foto de tu bautizo y la pongo en el cartel de las fiestas de Candelaria, cobrando por ello. Lo mismo con la escritura. Se llama Inteligencia Artificial pero no es inteligencia, es probabilística. El resultado que te va a dar es lo que cree que te va a gustar. La llamada Inteligencia Artificial no es un ser humano. Su pensamiento no es crítico ni tiene capacidad de decisión. Es como cuando contestas sin tener ni idea”.
–¿Está trabajando en algún nuevo proyecto?“Ahora mismo estoy haciendo unas páginas para el anual de Spiderman de este año. Un especial que sacan. Me está saliendo muy gracioso”.