El Ayuntamiento de Guía de Isora ha conseguido recientemente una subvención de 800.000 euros del Gobierno de Canarias, a través de Promotur, para la rehabilitación del Horno de Cal de Playa San Juan y su entorno. Esta actuación se enmarca dentro de las ayudas destinadas a zonas del alta afluencia con riesgo geológico, tras años de inestabilidad en la zona y ante la falta de expedientes abiertos que abordaran los continuos desprendimientos registrados.
El enclave, uno de los más frecuentados por vecinos y turistas, se encuentra bajo un acantilado en el extremo del paseo marítimo de Playa San Juan, junto a la conocida Playa Grande. Desde hace unos veinte años, se producen caídas de piedras, algunas de grandes dimensiones, lo que ha generado una creciente preocupación entre los residentes.
Además, la construcción de un hotel de cinco estrellas en las inmediaciones ha subrayado aún más la necesidad de intervenir, aunque desde el ayuntamiento se aclara que la actuación resulta “totalmente independiente al desarrollo hotelero y responde exclusivamente a motivos de seguridad y preservación del patrimonio”.
La obra se ejecutará en tres fases. La primera consiste en la rehabilitación del acceso y talud anterior al horno. La siguiente incluye la restauración integral del horno y la última prevé estabilizar las cuevas cercanas, actualmente cerradas al público.
Esas concavidades presentan un elevado riesgo de desprendimientos y han sido utilizadas ocasionalmente como refugio por personas sin hogar, exponiendo sus vidas al peligro de caída.
Una vez completado el estudio topográfico y el proyecto arquitectónico, la ejecución de los trabajos se desarrollará en un plazo calculado de tres meses. La obra deberá estar terminada antes del 30 de diciembre de 2026.
El Horno de Cal, construido en 1950 por jóvenes del pueblo bajo la supervisión de un técnico especializado, fue una pieza clave en la industria local de la cal.
En 1951, ya estaba en plena producción, utilizando piedra caliza traída por barco desde Fuerteventura. El material era descargado a mano y distribuido por toda la Isla para distintos usos en construcción o mantenimiento de infraestructuras.
Aunque fue restaurado parcialmente en el año 2000, y en 2016 se invirtieron unos 31.000 euros para reparar los daños causados por el mar, los embates del océano han seguido deteriorando su estructura. “Era urgente actuar para salvar este patrimonio, no podíamos seguir mirando hacia otro lado”, afirmó el concejal de Turismo, Ayoze Medina (PP).
Nuevos usos para el espacio
Desde el consistorio, se plantea también un uso alternativo para las cuevas y su entorno. “Queremos recuperar ese espacio y acondicionarlo. La idea es crear un auditorio al aire libre o una zona de usos múltiples. Si no fuera viable, habrá que sellar las cuevas por seguridad”, añadió Medina.
Asimismo, se contempla la creación de zonas verdes que integren el patrimonio histórico en un entorno accesible. “Este proyecto busca conservar un símbolo del pueblo”, remarca el concejal.







