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La Palma gana enteros para acoger el TMT

India ha sido el primer país asociado al proyecto que ha manifestado públicamente su apoyo al plan B, la Isla Bonita. Hasta la fecha, Japón y Canadá han sido los más reticentes a esta opción alternativa
Recreación del aspecto final del TMT. DA

Las diferencias de parecer entre los países asociados para construir el Telescopio de Treinta Metros (TMT por sus siglas en inglés), hasta ahora ocultas tras una política de hermetismo total sobre sus decisiones, se han dejado entrever el pasado martes de madrugada, permitiendo vislumbrar un horizonte de esperanza para La Palma, hasta ahora opción B -por detrás de Hawái- del consorcio internacional. Y es que India, uno de los inversores del proyecto, por medio de su secretario nacional de Ciencia y Tecnología, Ashutosh Sharma, ha expresado al medio local The Hindu su deseo de “que el proyecto se trasladara al sitio alternativo”.

Se trata de la primera declaración de intenciones que realiza abiertamente un miembro del grupo promotor en favor de la Isla Bonita y que responde al temor existente entre los responsables del país asiático a que se continúen dilatando los contratos de fabricación que ya han suscrito, y por los que ingenieros hindúes se encargarán de elaborar 83 de los 492 espejos que necesita el instrumento de observación. Además, vista la aparente imposibilidad de proseguir con las labores de construcción en Hawái, India también teme por los 200 millones de dólares (10% del coste total) que se ha comprometido a aportar para desarrollar el que será el aparato óptico más avanzado y potente del planeta.

Paralelamente, en la isla del Pacífico, el Estado hawaiano lucha contrarreloj para calmar los ánimos entre la población nativa, que se opone a la instalación del telescopio en el monte de Mauna Kea al considerarlo territorio “sagrado”; una batalla que lleva en marcha desde hace más de una década. A finales de febrero se cumplirá el plazo fijado entre detractores y administración pública como tregua, y las conversaciones que los nativos niegan y el gobernador afirma estar manteniendo parecen no dar sus frutos. Al menos, así se desprende de los últimos acontecimientos, como la concentración que protagonizaban varios grupos Kia‘i hace justo una semana frente al Capitolio, cámara legislativa donde, además, la senadora Amy Perruso defenderá una propuesta de ley para detener cualquier construcción en la montaña.

Por la poca información que ha trascendido sobre las reuniones del comité de directores del consorcio, se ha sabido que los más reticentes a optar por el plan alternativo a Hawái han sido Canadá y Japón. Ambos, debido a la inversión que han realizado en varios dispositivos actualmente emplazados en Mauna Kea, como los telescopios Subaru o el Canada-France-Hawaii Telescope. Por su parte, Estados Unidos, China y la propia India -los otros asociados-, serían partidarios de darle rienda suelta a un proyecto que lleva gestándose desde 2003 y que parece no terminar de cuajar en el Pacífico. Sobre todo, considerando la última fecha propuesta por la institución estatal hawaiana para comenzar la construcción: septiembre de 2021.

Es más, el proyecto científico, cuyo monto total asciende a los 1.400 millones de dólares, podría contar, incluso, con inversión de distintos actores públicos y privados de España, llegado el caso en que se pusiera sobre la mesa instalar el telescopio en el Observatorio del Roque de los Muchachos. Así lo confirmó la semana pasada el director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Rafael Rebolo, quien aseguró que nuestro país estaría capacitado “para hacer parte de las contribuciones de Japón o gran parte de la aportación de Canadá”.

DAVID IGE: “NO HAY UNA RESPUESTA FÁCIL NI UNA SOLUCIÓN RÁPIDA AL CONFLICTO”
Si bien el periodo de tregua con los opositores al telescopio en Mauna Kea aún no ha concluido, la tensión se palpa en la oficina del gobernador del Estado de Hawái, David Ige. El pasado martes, durante su intervención en el debate sobre el estado de la administración que dirige, hizo mención al TMT, reconociendo que “no hay una respuesta fácil o una solución rápida al conflicto”, con lo cual, “tendremos que trabajar duro si queremos resolverlo”.

En este sentido, indicó que ha habido voces dentro de su gabinete que le han animado a tomar “fuertes medidas” contra los detractores a la instalación. Sin embargo, asegura estar convencido en que la única vía posible es “abriendo nuestra mente y nuestro corazón”. Un proceso que, bajo su punto de vista, consistiría en “escuchar y convencer” a los que en la actualidad consideran que se están violentando sus derechos con la construcción del gigante de la astronomía.

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