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El edificio que interesa a EE.UU. para que el TMT recale en La Palma

Representantes del país norteamericano han preguntado en varias ocasiones sobre una infraestructura planteada en Breña Baja
Proyecto de construcción del Centro de Astrofísica y Tecnología de La Palma, en la zona conocida como Risco Alto, Breña Baja | DA

La posible instalación en la Isla Bonita del Telescopio de Treinta Metros (TMT, por sus siglas en inglés), que aspira a ser el instrumento de observación más potente y avanzado jamás construido, depende, entre otros factores, de una infraestructura que se proyectó en 2012 en Risco Alto (Breña Baja), y sobre la cual no se conocen grandes avances por parte de las autoridades insulares y municipales. El Centro de Astrofísica y Tecnología de La Palma (Catelp), que prevé acogerse al Fondo de Desarrollo de Canarias (FDCAN), ha despertado el interés de Estados Unidos -país cuya inversión resulta clave para la viabilidad económica del aparato óptico- en relación al proyecto científico, tal y como reconoce a DIARIO DE AVISOS el expresidente palmero Anselmo Pestana: “Los americanos preguntan mucho por ese edificio”.

Asimismo, el también delegado del Gobierno central en Canarias manifestó su confianza en que “el Cabildo, cuanto antes, saque a licitación esa obra”, porque “es un referente” para las autoridades estadounidenses, que, cabe recordar, estudian su entrada en el consorcio internacional que promueve el TMT (TIO) en el marco de la agenda conocida como Decadal Survey, que establece las prioridades del Gobierno federal en materia de ciencia de década en década. El citado complejo breñusco, con un coste aproximado de unos 17 millones de euros, “es el lugar donde podrían alojarse los científicos, ingenieros y técnicos de gestión” del gigante astronómico, prosigue Pestana. Siempre que escoja La Palma como sede en detrimento de Hawái, hasta la fecha opción principal.

Y precisamente en referencia a la ubicación del telescopio, el dirigente socialista también desveló que los representantes de EE.UU. “en buena parte eran partidarios de La Palma después de lo sufrido en Hawái”, donde se han topado con una fuerte resistencia de la comunidad nativa, que se opone a la construcción del aparato en el monte de Mauna Kea al entender que es un paraje “sagrado” de acuerdo con sus preceptos culturales. No obstante, si bien desde finales de 2019 el proyecto contaba con vía libre en la Isla Bonita, un fallo judicial adelantado por el DIARIO anuló a principios de este mes la concesión de monte público al instrumento en el Roque de los Muchachos, y próximamente será el Tribunal Superior de Justicia autonómico el que ratifique o no dicha sentencia, que no es firme, pues tanto el TIO como el Cabildo y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) han anunciado un recurso contra el dictamen que daba razón parcialmente a la parte denunciante, el colectivo ecologista Ben Magec.

Preguntado por la relevancia que puede poseer el Catelp para la operatividad del instrumento en las cumbres palmeras, el director de Operaciones del TMT, Christophe Dumas, en una entrevista en exclusiva con este periódico, señaló que sus usos van más allá de un alojamiento para su personal: “Esto sería algo muy muy importante para nosotros, porque todos los telescopios que están operando en La Palma tienen sus propias sedes. Esta instalación sería muy positiva, porque podríamos compartir experiencia, conocimiento y recursos técnicos con los otros telescopios. Sería algo excepcional tener este tipo de intercambios en el mismo lugar”. De hecho, el edificio breñusco es uno de tantos motivos por los que se escogió en 2016 a la Isla como plan B, teniendo en cuenta que abriría la puerta a colaboraciones entre los trabajadores de todos los instrumentos ya emplazados en el Roque, a los que se sumarán próximamente otros, por ejemplo, el Telescopio Solar Europeo (EST).

ESTADOS UNIDOS

La revista especializada Scientific American confirmó recientemente la información publicada por DIARIO DE AVISOS el pasado mes de abril, de que Estados Unidos tendrá listas a finales de verano sus conclusiones sobre el interés que puede tener para el Gobierno federal norteamericano invertir en el TMT. Se trata de un informe que elabora el Comité de Astronomía y Astrofísica de las Academias Nacionales del país. En él se incluirán aspectos relacionados con la rentabilidad, pero también las condiciones naturales para albergar el aparato en Hawái y La Palma. En caso de que se determine que EE.UU. entra en el consorcio, todo apunta a que lo hará como socio mayoritario, y, por tanto, con capacidad de decisión de la sede definitiva del telescopio. De ahí que el documento tenga importancia capital para el futuro de la instalación, que, cabe recordar, irá de la mano del Telescopio Gigante de Magallanes (Chile), en un pack denominado US-ELT.

LOS SOCIOS

En un principio, en 2009, pareció haber consenso en que el mejor sitio para el Telescopio de Treinta Metros era el monte hawaiano de Mauna Kea. Así opinaban los socios iniciales del proyecto, y estuvieron de acuerdo entonces los representantes de las entidades que se integraron más tarde. Los miembros del grupo promotor son: El Instituto de Tecnología de California (Caltech), el Consejo Nacional de Investigación de Canadá, el Observatorio Astronómico Nacional de la Academia de Ciencias de China (NAOC), el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la India, el Instituto Nacional de Ciencias Naturales de Japón (NAOJ) y la Universidad de California, aparte de, en calidad de observadora, la Fundación Gordon and Betty Moore.

No obstante, las dificultades experimentadas en la isla del Pacífico con los grupos nativos han hecho que se viren poco a poco las tornas a favor de la Isla Bonita. Al menos, en parte. Ashutosh Sharma, secretario del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la India, declaró en enero de 2020 al periódico The Hindu que “nos gustaría que el proyecto se trasladara al sitio alternativo”, es decir, Canarias. Una tesis compartida por la Sociedad Canadiense de Astronomía (CASCA), que este año se manifestaba tajante, con una posición totalmente contraria a Hawái. Y tampoco es menos reseñable que Japón, vista la situación de parálisis de la construcción en Mauna Kea, decidió el año pasado congelar los fondos que tenía consignados para el instrumento de observación, hasta ver si se encontraba algún tipo de solución.

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